"... entonces, dices que no has visto Los Soprano, no?"
Su ídolo era "el seriote de los Amaral"
En un bareto donde se trapichea para unos mafiosos trabaja de camarero Bob, un tipo de buen corazón que tras una noche al vover a casa, encuentra un perrete abandonado en un cubo de basura. Con la ayuda de una vecina, lo curan y cuidan de él, pero tras un atraco en el bar, la cosa da un giro cuando los mafiosos dueños de la pasta les piden cuentas a los dueños del bar y aparece el misterioso dueño del perro...Tom Hardy, de un tiempo a esta parte, está subiendo como la espuma y en su buzón se acumulan todo tipo de papeles. Desde enemigo de Batman (El caballero oscuro: La leyenda renace), a padre de familia atribulado (Locke) o a superviviente apocalíptico (Mad Max). Es de estos actores con los que cualquier director "en el candelero" quiere contar. Y la verdad es que el tío se está ganando a pulso su fama, porque me parece un buen actor.
Aunque al que siempre es un placer ver actuar y a la vez una pena no volver a ver es al gran James Gandolfini. Un intérprete superlativo y entrañable, tan fiable y creible como siempre.
¿Lo has vacunao del moquillo?
Y por último tenemos a Noomi Rapace, a la que el papel de chica normal un pelín rara le queda francamente bien y no le viene mal alejarse de la imagen que tiene al haber interpretado a Lisbeth Salander, personaje por el que se dió a conocer.En cuanto a la película, la trama gira entorno al atraco y sus consecuencias, dando al conjunto un acertado tono de thriller oscuro de mafiosos de baja estofa y perdedores crónicos.
La ambientación es perfecta y los actores ayudan a lograr ese aire extraño, incluso tengo la impresión de que sus actuaciones están un punto por encima del guión y sin ellos la película da la sensación de quedarse en una cinta de medio pelo que rechazaría hasta Nicholas Cage.
Aunque peca un poco de lentitud en algún momento el conjunto es más que solvente y se hace interesante, sobre todo en el tramo final, donde la tensión llega a su punto álgido.
Un film más que decente que se deja ver muy bien y deja un grato sabor de boca al acabar.
Y además siempre se recordará por ser la última película que rodó James Gandolfini.