Revista Coaching

La envidia nunca es sana ...

Por Lorraine C. Ladish
La envidia nunca es sana ... Cada vez tengo menos paciencia con la gente que proyecta sus inseguridades en los demás. La envidia es algo que destruye a quien la padece y cuando la detecto le doy la espalda de inmediato.
Cuando tengo una buena noticia que compartir es cuando me doy cuenta de que cuento con los dedos de una mano el número de personas a quienes sé que puedo contárselo sabiendo que realmente se alegrarán por mí.
En mi tierna juventud me lo tomaba personalmente. Ahora comprendo que la envidia es fruto de la inseguridad de quien la siente y a menudo de conflictos internos más profundos que requerirían años de terapia para resolverlos. Pero yo no soy psicólogo y no tengo tiempo ni ganas de ayudar a quien no se ayuda a sí mismo.
Hace poco estuve en un curso de ventas y motivación personal y el orador - norteamericano de origen cubano, explicó algo muy curioso y con mucha gracia. Aquí no puedo reproducir su acento y su desparpajo.
"¿Saben ustedes por qué si se dejan un montón de cangrejos en un recipente, no se salen aunque quede destapado el recipiente?"
No tenía ni idea.
"Pues porque si ún cangrejo intenta salir p´arriba, los demás lo agarran y tiran de él p´abajo!
¡Señores, el mundo está lleno de cangrejos!"
Personalmente, no quiero tener nada que ver con ellos.
Para volar alto, ¡hay que soltar lastre! No dejes que nada ni nadie te robe tus sueños, tus ilusiones, ni tus ambiciones. Si eres una persona constante, trabajadora y que consigue lo que se propone, despertarás envidias. ¿En quién? En personas mediocres y pobres de espíritu, que no van a ninguna parte y a quien tu éxito les recuerda su propio fracaso personal.
Hace años me subí al tren del tesón, de la determinación y de la constancia y a quien me intenta convencer de que en tierra firme se está mejor, simplemente le tiro un beso desde la ventanilla y me despido ... a veces para siempre ... y sigo disfrutando del viaje.

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