Revista Opinión

La epidermis de los hechos

Publicado el 27 noviembre 2015 por Pelearocorrer @pelearocorrer

La posmodernidad ha convertido la guerra en un asunto sofisticado y fragmentario, de tal modo que señalarse antibelicista parece un posicionamiento antiguo y retrógrado, casi cercano a la barbarie. Los bárbaros, en un retruécano salvaje, son aquellos que pretenden huir de la violencia, aquellos que la condenan. Resulta llamativo que frente al NO a la guerra, algunos medios de comunicación traten de explicar con razonamientos de cierta complejidad el SI; se agradecería el mismo empeño de esos medios para explicar qué es un atentado terrorista y por qué se produce, visto que el análisis que suelen ejecutar es desoladoramente naif: el terrorismo es el mal y hay que acabar con él. Eso dicen.

Que un atentado terrorista nos resulte incomprensible, espantoso, aterrador e inhumano no significa que detrás de él no haya un significado complejo que podamos llegar a conocer. Lo hay. Todo lo que viene haciendo el hombre desde el despertar de las civilizaciones tiene un por qué. Decir que los terroristas pretenden sembrar el terror no es ni cierto ni falso, es quedarse en la epidermis del problema. Detrás de un atentado hay una planificación meticulosa y detrás de la planificación meticulosa hay causas y objetivos de naturaleza política. No es el mal absoluto, puro, definitivo y caótico. No es el mal por el placer del mal.

Con el terrorismo imponiendo sus reglas -como la eliminación del campo de batalla y la ampliación del ejército enemigo, situando las trincheras en cualquier punto del planeta y apuntando como adversario cualquier persona que pase por allí- Europa ve palidecer sus principios y su discurso, olvidando que su propia historia se ha ido construyendo a sangre y fuego. La guerra no es una excepción, es la norma en la comunidad internacional, tan hipócrita y olvidadiza. Francia enarbola su bandera y recita su himno mientras Hollande hace proselitismo con sus homólogos para ver si le echan una mano; cuando yo era pequeño nadie se atrevía a pedir ayuda a la hora de la pelea porque era mucho peor que te acusaran de abusón que recibir un puñetazo (pero siempre había alguien dispuesto a azuzar la gresca, ofreciéndose como espada o padrino). Con Inglaterra y Alemania involucradas ya o a punto de hacerlo me pregunto si realmente es necesario tanto aparataje bélico para acabar con el califato. La información es confusa y nadie está a salvo de la mentira. Francia afirma haber atacado ya centros de entrenamiento yihadista, pero algunos expertos dicen que esos centros de entrenamiento están cerrados o son sencillamente campos baldíos, carentes de interés militar. Turquía derriba un avión de combate ruso y Putin se atreve a hacer público un runrún que suena desde hace meses en la prensa: que los mismos que sufren atentados compran petróleo al Daesh en el mercado negro y por lo tanto son cómplices de los terroristas. Estados Unidos, en un extraño papel, lidera los bombardeos (es el país beligerante que más operaciones militares ha llevado a cabo en Siria e Irak hasta la fecha) pero parece hacerlo en sordina, para que la opinión pública no les acuse de haber empezado la tercera guerra mundial. El escenario internacional es ambiguo y complejo, nadie parece estar a salvo y todos parecen haber caído en sus propias trampas, la financiación del Estado Islámico así lo demuestra.

Mientras Europa va conformando un bloque bélico nuestro Gobierno retarda su posicionamiento para que las cuentas de las elecciones cuadren en Génova; la autoridad de Rajoy ha quedado demostrada en un famoso programa de radio cuando el Presidente le ha dado una colleja a su hijo. Rajoy, que lleva cuatro años tratando de pasar desapercibido, tendrá que retratarse en una guerra, el escenario mas comprometedor para un político. Es seguro que el partido popular, tan partidario del orden, tratará de estar junto a los adalides de la libertad de Occidente, pero la ayuda que tenderá Rajoy a los gabachos deberá ir refrendada por el apoyo de las urnas, donde los españoles estaremos respondiendo, como siempre, otra cosa distinta de lo que se nos pregunta.


Archivado en: opinión, politica, Uncategorized Tagged: Estado Islámico, No a la guerra, Tercera guerra mundial, terrorismo
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