Se tiene constancia de que, ya en 1669, se intentó desviar la lava del Etna que amenazaba Catania, pero no serÃa hasta 1881 cuando se intentarÃa solucionar el mismo problema de la forma más americana posible: con explosivos. Sin embargo, no serÃa hasta la erupción del Mauna Loa en 1935 cuando se pudo llevar el plan a la práctica en el Territorio de Hawái.
Precedentes
Durante el último siglo, la ciudad costera de Hilo habÃa sido amenazada por cuatro erupciones volcánicas del Mauna Loa, acercándose a apenas 2 km del puerto de Hilo durante la erupción de 1881 a pesar de las murallas de roca construidas para evitarlo. Afortunadamente, no hubo que usar la gran cantidad de pólvora que habÃa enviado el Departamento de Obras Públicas de Hawái con el mismo propósito.
En 1920, Lorrin Thurston, presidente de la Asociación de Investigación Volcánica de Hawái, publicó en un periódico cómo podrÃan usarse explosivos para alterar el flujo en los tubos de lava. En 1931, T. A. Jaggar, director del Observatorio de Volcanes Hawaianos, se enfocó exclusivamente las explosiones a los tubos de lava, señalando que con un par de hombres, de mulas y un vulcanólogo se tendrÃa éxito. A pesar de ello, en 1935, él mismo decidió que era mejor ir con todo.
Erupción de 1935
En la erupción de 1935, las bocas abiertas el 21 y 27 de noviembre no amenazaban Hilo, pero el 22 de diciembre la lava desbordó los diques naturales y se dirigió hacia la ciudad. En tan solo cuatro dÃas, ya habÃa cubierto un cuarto de la distancia. Gracias a las sugerencia de Guido Giacometti de Ola'a, Jaggar indicó el uso de bombarderos ligeros Keystone B-3 y B-4. El 26 de diciembre volaron con Jagger para decidir el lugar del bombardeo y al dÃa siguiente arrojaron de 36 a 40 bombas sobre el pahoehoe, es decir, la colada cuya superficie se está coagulando pero aún conserva un interior lÃquido. La mitad de ellas solo servÃan para apuntar, mientras la otra mitad eran bombas de demolición MK I con 161 kg de TNT. Mientras las bombas que explotaron sobre superficies más sólidas dejaron cráteres de 6,7 m de diámetro y 2 m de profundidad, el daño del resto era cubierto inmediatamente.
Aunque el flujo de lava se detuvo en una semana, Jaggar afirmó que el bombardeo engrosó el pahoehoe bloqueando las fumarolas, enfriando la lava y solidificándola. No obstante, posteriormente se observó que no aumentó la densidad del flujo, sino que la erupción acabó casualmente.