La erupción de Vesubio del 79 d.C. tuvo lugar en octubre
Un texto de Maribel Velasco.
Se confirma que la terrible erupción del Vesubio del 79 d.C. no se produjo entre el 24 y el 25 de agosto, como se pensaba, sino entre el 24 y el 25 de octubre. Así lo indica la investigación multidisciplinar e internacional liderada por Italia y que se ha publicado en la revista Earth-Science Reviews.
El trabajo examina diferentes aspectos de la erupción del 79 d.C., integrando datos históricos, estratigráficos, sedimentológicos, petrológicos, geofísicos, paleoclimáticos y de modelado de los procesos magmáticos y eruptivos de uno de los sucesos más famosos y devastadores que han afectado la zona volcánica. El artículo parte de la redefinición de la fecha de la erupción, que habría ocurrido en el otoño del 79 d.C. y no el 24 agosto, como se suponía en el pasado, y continúa con el análisis vulcanológico de sitios cercanos al volcán y luego progresivamente trasladados hasta miles de kilómetros de distancia, donde se encontraron rastros de la erupción en forma de finas cenizas.
Distribución de la ceniza en el Mediterráneo durante la erupción del 79 d.C.
El estudio "La erupción del Vesubio en el año 79 EC: una lección del pasado y la necesidad de un enfoque multidisciplinar para el desarrollo de la vulcanología” fue realizado por el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (Ingv) en colaboración con el Instituto de Geología Ambiental y Geoingeniería del Consejo Nacional de Investigaciones (Igag-Cnr), el Centro Interdepartamental para el Estudio de los Efectos del Cambio Climático (Cirsec) y el Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Pisa, el Laboratoire Magmas et Volcans de Clermont-Ferrand (Lmv) en Francia y la Escuela de Ingeniería y Ciencias Físicas (Eps) de la Universidad Heriot-Watt de Edimburgo en el Reino Unido. La investigación se realizó en el contexto del proyecto de investigación 'Pianeta Dinamico' financiado por el Ingv.
Tras casi 2.000 años, las investigaciones de campo, análisis de laboratorio y relectura de fuentes históricas han permitido establecer que la erupción se produjo en 8 fases y reconstruirlas. La primera, por ejemplo, muy violenta, levantó una columna de hasta 8 kilómetros de altura que esparció el material piroclástico en zonas cercanas. Las cenizas cayeron hasta Grecia y la caldera, al colapsar, generó otros fenómenos como el desplazamiento de flujos piroclásticos de alta densidad y coladas de fango volcánico.
La reconstrucción, la más detallada hasta ahora, abre el camino a nuevos frentes de investigación sobre eventos similares.
Desde el siglo XIII, la fecha del 24 de agosto ha sido objeto de debate entre historiadores, y posteriormente también entre arqueólogos y geólogos, pero resulta inconsistente por muchas evidencias. Por ejemplo, quedaban como interrogantes los hallazgos de frutos típicamente otoñales, las gruesas túnicas que vestían los habitantes o el vino almacenado ya en las dolia (tinajas) que no concordaban con la fecha del 24-25 de agosto. La pista más importante sobre la inexactitud de la fecha surgió en 2018 con el descubrimiento de una inscripción en el muro del atrio de la llamada “Casa con Jardín” de Pompeya, durante las excavaciones que se realizaban en la Regio V, en donde se lee: XVI (ante) K(alendas) Nov(embres) in[d]ulsit pro masumis esurit[ioni], “el decimosexto día antes de las calendas de noviembre se entregó una gran cantidad de comida”. La escritura realizada a carboncillo, frágil y evanescente, no hubiera podido durar mucho tiempo, lo que indica que fue hecha unos días antes de la erupción y que esta, ciertamente, ocurrió después del 17 de octubre.
Grafito en la pared de la Casa con Jardín.
La teoría de la erupción del 24 de agosto proviene del único relato de un testigo ocular del suceso, descrito por Plinio el Joven en dos cartas a Tácito muchos años después. El escritor romano, entonces de 17 años, observó la erupción a unos 30 kilómetros en el cabo Miseno, al otro lado del golfo de Nápoles. En una de las cartas, Plinio el Joven especificó la fecha de la erupción, pero lo hizo "a la romana": Non[um] Kal[endas] septembres, "nueve días antes de las calendas de septiembre". Por "calendas" se entendía el primer día de cada mes en el calendario romano, por tanto, las calendas de septiembre eran el 1 de septiembre, y retrocediendo nueve días llegamos efectivamente al 24 de agosto. Es preciso tener en cuenta que los romanos contaban todos los días, tanto el inicial como el final.
Las cartas originales de Plinio el Joven no se conservan, solo sus copias realizadas durante la Edad Media por amanuenses y que hoy se guardan en algunas bibliotecas, como la vaticana, donde en el folio 87 del códice Laurenciano Mediceo, de 1498, se lee, precisamente, la fecha del 24 de agosto. En la quietud de los monasterios, durante generaciones, los monjes transcribían a mano innumerables obras de autores antiguos, salvando así un patrimonio extraordinario a lo largo de los siglos. Pero, como es natural, en ocasiones cometían errores de transcripción.
La Biblioteca Girolamini de Nápoles alberga cerca de 170.00 obras, entre las que se encuentran numerosos manuscritos, 120 incunables, 5.000 cinquecentinas y unas 6.500 composiciones musicales del siglo XIV al XIX. Entre todos esos volúmenes antiguos, hay uno realmente hermoso, el códice Oratorianus, que data de 1501. En él también se pueden leer las palabras de Plinio el Joven en otra copia, pero… la fecha es diferente. No se mencionan las calendas de septiembre, ¡sino las calendas de noviembre! El texto es claro: … Kl. Nove(m)bris…
¿Qué había pasado? Pues que se hicieron copias de las copias e, indudablemente, con el tiempo se irían añadiendo errores aleatorios en los textos, a veces incluso en la fecha de la erupción. De hecho, existen hasta tres grandes familias de copias. De los ejemplares de los que se disponían, los estudiosos confiaron en el más antiguo, que teóricamente estaría libre de errores. Por eso, durante generaciones y siglos se ha considerado válida la fecha del 24 al 25 de agosto como la de la erupción, y escuelas enteras de eruditos la han tomado como referencia. Pero, evidentemente, ya era el resultado de un error de los escribas con respecto a la fecha original indicada por Plinio el Joven.
Fuentes:
I tre giorni di Pompei. Angela Alberto (2016)
rainews.it
ansa.it
ilfattostorico.com
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