Cuando el pasado nos alcanza
El investigador privado Jack Herriman, hijo de un policía asesinado en un ajuste de cuentas, extoxicómano, exalcohólico y sobrino del más famoso fotógrafo de escenas del crimen desde Weegee, está recuperándose de un caso con mal final cuando Alexandra Jordan le encarga encontrar a su hermana Maggie, que puede haber desaparecido contra su voluntad por culpa de una secta new age de esas que parecen proliferar como hongos en San Francisco. Un caso fácil, en menos de veinticuatro horas está resuelto y la hermana, no tan desaparecida, ha sido localizada. Sencillo, ¿no? Pues no.
Si algo tiene La escena del crimen es historias familiares, hasta el título de la serie deriva de la galería fotográfica que posee el tío del protagonista y en cuya segunda planta tiene su despacho. Los traumas familiares, las decisiones de los padres, biológicos o no, y su influencia indeleble moldean, para bien y para mal, unas decisiones que no son casi nunca racionales y cuyas consecuencias se les suelen escapar a los personajes. Jack Herriman siempre va a rebufo y en más de una ocasión necesita de la experiencia y conexiones de su tío o de los medios de su amigo Steve Ellington (también detective y tan fanático de Hammett que se viste como si acabase de salir de una portada de Black Mask) para encontrar datos clave con los que hilar la trama. Pero si Jack consigue llegar al final es por su capacidad de entender y conectar con las experiencias del resto del elenco, sobre todo de Maggie Jordan, y, lejos de usar el pasado del protagonista para epatar, Ed Brubaker construye un personaje que ha salido reforzado de su agujero personal y que puede ponerse en el lugar del otro, que aquí nunca estará carente de aristas (excepción hecha de la pareja de hermanos Pullwater, que son unos meros guardaespaldas del gurú Michael Luna), conectándose en espíritu con la mirada de Ross McDonald. Entre medias de los dos cadáveres que emparentan el inicio y el fin de la historia nos mostrará las miserias que pueden causar las fes que ofrecen respuestas simples, lo egoístas que pueden ser las decisiones de algunos padres y que los viajes sin billete de vuelta a los paraísos de la era de Acuario pueden esconder intenciones bastante espúreas.
dibujo limpio, volúmenes definidos, lleno de sombras
La miniserie original se publicó en cuatro comic-books entre mayo y agosto de 1999 en la línea Vertigo de DC Comics, la hoy languideciente línea de relatos adultos de la editorial de Superman, y aupó a Ed Brubaker desde el campo de las editoriales independientes hacia la primera división de guionistas norteamericana, donde ayudó a renovar las visiones superhéroicas mestizándolas con géneros como el noir y/o el espionaje. Por sus manos pasaron personajes como Batman, Catwoman, los X-Men o el Capitán América mientras creaba, desde los sellos y editoriales que le permitían mantener el copyright de sus creaciones, series de talante marcadamente negro, destacando siempre en la sólida construcción de personajes y la ambigüedad de caracteres.
El dibujante de la serie es Michael Lark que, con un dibujo limpio y de volúmenes definidos pero lleno de sombras, construye las páginas con cuatro tiras de viñetas casi siempre horizontales y de reborde negro, que nos recuerdan a una pantalla cinematográfica, y sin casi usar primeros planos. Si bien las coreografías, expresiones y miradas de los personajes son en todo momento las que requiere el guión, sin caer en el barroquismo que ralentice la lectura o en una espectacularidad excesiva, el entintado que el propio Lark lleva a cabo en el primer número hace que parezca un relato excesivamente pulcro, cuestión que se solventó haciendo que el resto de la miniserie fuera entintada por el británico Sean Phillips, quien aportó una sensación de mayor suciedad al dibujo suavizando los contornos de las sombras, incluyendo pequeñas indefiniciones en algunos bordes y resaltando los fallos de las superficies (que ya existían en menor medida en el dibujo de Lark). A ésto habría que añadir un coloreado de James Sinclair de colores planos pero con cierta gradación que permite añadir pequeños matices de volumen y sombreado.
La presente miniserie se ha publicado dos veces en España, siendo la edición disponible la licenciada por Planeta de Agostini a la editorial americana Image (donde Ed Brubaker y Michael Lark publican en la actualidad), en tapa dura, con una nueva portada y con diversos extras que no aparecían en la publicación que en 2000 hizo Norma Editorial (bocetos, un prólogo de Brian Michael Bendis, un artículo sobre cómo se concibió el proyecto,...), entre los que destaca la inclusión de la historia de diez páginas "Dios y los pecadores" que sirvió de presentación para Jack Herriman y su familia en el segundo especial de la antología anual Vertigo Winter´s Edge. Esta historia incide, como no podía ser de otra manera dado su publicación navideña y el tono general de la serie posterior, en la familia y nos invita a ver los pequeños milagros del día a día a través de la interacción entre Jack y la pequeña Iris durante una vigilancia. Una edición completa que permite disfrutar como se merece de una obra interesante y que en su momento ayudó a consagrar a autores de gran valía.Guionista: Ed BrubakerDibujante: Michael LarkEntintadores: Michael Lark y Sean Phillips Colorista: James SinclairMiguel Ángel Vega Calle