La percepción de las cosas y los hechos desprende una negatividad y positividad según la perspectiva del observador. Así las interpretaciones son subjetivas dependiendo del lugar que ocupe el observador. La observación es objetiva cuando el observador se sitúa en la misma posición que lo observado, es decir, cuando no hay diferencia alguna en el espacio y el tiempo entre el observador y lo observado.
La sociedad de la supervivencia impone un modo de vida cada vez más precario, así las relaciones son también más superficiales y banales como el trabajo temporal que deben tener una seguridad en las instituciones del Estado para que la sociedad no pueda colapsar y entrar en una fase de guerra (abierta) permanente.