La nueva esclusa de Sevilla es una de esas obras faraónicas que se suelen impulsar en tiempos de bonanza y que no deja indiferente a nadie. Con un coste total de 160 millones de euros y una finalidad más que dudosa, ahora está seriamente cuestionada por sus detractores y sólo unos cuantos entusiastas defienden su utilidad.
El reproche más recurrente que se le achaca es la idoneidad del momento de su construcción y la dificultad de su amortización como inversión, dada su íntima ligazón a la ejecución del proyecto del dragado de profundización del Guadalquivir. La esclusa sin el dragado posterior adquiere serios matices de capricho, dado que éste todavía no tiene garantías de viabilidad.
La historia completa de este dilema la puedes leer en “La puerta antes que la casa”, la cuarta entrega del trabajo sobre el dragado del Guadalquivir de sevilla report.