Revista Libros

"LA ESCRIBA" de Antonio Garrido

Publicado el 21 mayo 2012 por Marianleemaslibros

Theresa vive en Wüzburg (Alemania), junto a su padre Gorgias y su madrastra Rutgarda. Ha crecido entre códices, pergaminos y plumas de ganso.
Con sus 16 años, lee y escribe con soltura, algo inusual en los tiempos que corren (finales de siglo VIII y comienzos del IX).
Lleva tiempo trabajando en un taller como aprendiza de escriba y parece que ya ha llegado el momento de superar la prueba que la convertirá en oficial de percamenarius y demostrarles a todos, que las mujeres también pueden desempeñar ese oficio, igual de bien, o mejor que los hombres.
Pero el día del examen, la adversidad llama a la puerta de nuestra protagonista por duplicado:
 -- Alguien intenta robarle a Gorgias, hiriéndole de gravedad, el manuscrito en el que está trabajando por encargo de Carlomagno, alguien que, sin duda conoce su enorme valor.
-- Su maestro y examinador, Korne, no se lo pone nada fácil. Intenta propasarse con ella y durante el forcejeo, de forma accidental, el taller, con todos sus códices y alguna persona en su interior, se prende fuego.
Theresa consigue salvarse a escondidas del devastador incendio, pero, a sabiendas de que todos la darán por muerta y de que todas las culpas recaerán sobre ella, decide huir lejos, a un lugar donde nadie la conozca para empezar de cero, dejando atrás todo lo que tiene, y a todos los que quiere.
De camino a Fulda, la ciudad que se convertirá temporalmente e n su nuevo hogar, se tropieza con el apuesto Hoos Larson, que le sigue en su camino y la iniciará en su despertar hacia la sexualidad.
Allí, conoce a un personaje de lo más curioso, un enviado de Carlomagno, el monje Alcuino de York, artesano de las letras, hombre astuto y maestro de la observación, que ha sido encomendado por el Emperador, para acometer la reforma de la iglesia.
El fraile, le ofrece a Theresa trabajo como escriba en el monasterio. Ambos unirán sus dotes detectivescas, para intentar encontrar al verdadero culpable de unos misteriosos envenenamientos por pan de centeno,que están produciendo numerosas muertes en la ciudad.
Con la llegada de Carlomagno a Fulda, un hombre de su séquito, Izam, se fija en ella, e irrumpe con fuerza en su vida. Al mismo tiempo, dos hechos dispares marcarán su futuro: por el lado bueno, un inesperado golpe de suerte, un regalo, la fortuna de obtener unas tierras y por el malo, su primer desengaño, una gran traición.
Porque a veces las cosas no son lo que parecen...

 Antonio Garrido, se define como un "cazador de historias". Nació en Linares (Jaén), pero reside en la actualidad en Valencia.
Polifacético en sus comienzos, ha sido actor de teatro y de cine, aunque su paso por la  televisión es lo que le ha proporcionado la mayor cuota de popularidad, tanto en su faceta de actor como en la de que presentador.
Como intérprete, ha intervenido en varias series, las más conocidas, de Antena 3: "La chica de ayer" (2009), interpretando el papel de Joaquín Gallardo, un inspector de policía de 42 años y "Los protegidos",desde enero de 2010, interpretando a Mario, el «padre de familia» de la serie.
Ha presentado varios programas de televisión, entre ellos la nueva edición del famoso concurso "¿Quién quiere ser millonario?", en 2009
Bastante novato como escritor, únicamente por el escaso número de libros en su haber, solo dos: "La Escriba", su primera novela, publicada por vez primera en 2008 y el "El lector de cadáveres" la segunda, con la que acaba de ganar el VIII Premio Internacional de Novela Histórica "Ciudad de Zaragoza". Y es que lo suyo parece ser que es la novela histórica...

-- El método anticonceptivo que se usaba en esos tiempos, que evidentemente no surtían ningún efecto: las mujeres se embadurnaban el cuerpo con miel, se revolcaban sobre un montón de trigo, recogían con cuidado los granos adheridos al cuerpo y los molían manualmente al contrario que de la forma habitual, de izquierda a derecha. Con el pan resultante alimentaban al varón con el que se iba a copular, a quien de esa forma se le castraban los fluidos germinales.
-- Para obtener una tinta de excelente calidad, quemaban unas cuantas cáscaras de nueces, y las mezclaban con un cuartillo de aceite.
-- El robo o el estrago, eran los únicos delitos que se castigaban con la pena de muerte.
   
-- El ritual del brindis, se hacía sin entrechocar las copas, porque la costumbre del golpeo procedía de una antigua tradición germana que tenía su origen en la desconfianza mutua. Por eso, se evitaba, como señal de confianza.
-- El significado de la palabra "ingeniero": denominaba a quienes se dedicaban a construir ingenios para la guerra.
-- Ya por aquel entonces, había comenzado la eterna lucha entre Oriente y Occidente, con dos Papados: el bizantino en Oriente y el romano de Occidente, protegido y defendido por Carlomagno.
-- El monje Alcuino de York existió en la realidad: fue un sabio inglés, teólogo, erudito y pedagogo, fue brazo derecho de la política educacional de Carlomagno y su guía cultural. Fundó una escuela donde ejercía de profesor, a la que acudía el mismísimo Emperador, así como una biblioteca. Escribió varias obras importantes en aquella época.
-- Como última curiosidad, voy a mencionar que me han sorprendido algunas palabras usadas por el autor: por ejemplo la frase que cito literalmente: "Pretendía joder mi cabeza, intervino el hombrecillo". Francamente, dudo mucho que en esa época se usara la palabra "joder". Eso me ha dado que pensar...

En alguna ocasión ya he comentado que a menudo siento la necesidad de leer novela histórica. Sé que vi una reseña sobre esta obra que desconocía, en algún blog y recuerdo, la constante alusión a códices, pergaminos, scriptorium, manuscritos y demás vocabulario propio del argot bibliotecario medieval, algo sin duda muy atrayente para cualquier buen bibliófilo que se tercie.
Lo empecé ilusionada y no me ha gustado tanto como imaginaba (aunque no quiere decir que no me haya gustado). Quizás porque tenía demasiadas expectativas puestas en él, quizás porque los dos últimos libros que he leído, hayan sido tan adictivos (los dos primeros de la saga “Los juegos del hambre”), no ha conseguido convencerme del todo.
A pesar de su prosa sencilla (que no simple), nada rebuscada, sin florituras, varias veces a lo largo de su lectura, he sentido altibajos en el ritmo, que tan pronto conseguía intrigarme, como disminuir mi interés con el que lo abordaba.
Cuando he terminado de leer la última página, he tenido la sensación de algo había fallado, de que faltaba algo, para poder decir que me ha encantado.
Lo que más me ha gustado: sumergirme en el mundillo, de todo lo que tiene que ver con los libros y
las bibliotecas de aquella época: escribas, copistas, monasterios, monjes, abadías...
Me ha recordado y he encontrado muchas similitudes con la novela de Umberto Eco “El nombre de la rosa”, ambientada también en La Edad Media, esa época histórica que siempre consigue fascinarme. En ambas, hay un manuscrito, inductor de crímenes y envenenamientos (en este caso, un documento que decantaba el poder de Roma sobre Bizancio), ciertas dosis de suspense, y un fraile erudito que intentará resolverlos.
Concluyendo, en conjunto, me ha gustado, aunque podría haberme gustado más....
Estaba dudando entre darle uno o dos Deweys a la puntuación del libro. Y al final me he decidido por dos (entretenido)

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