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La escritora que recibió 25 nominaciones al Nobel de Literatura … y no lo ganó

Publicado el 16 febrero 2018 por Desequilibros
Hay una avenida en Madrid, que nace en el Paseo de la Castellana a mano derecha según se va hacia el norte, en cuyo nº 1 se sitúa una de las construcciones más populares de la ciudad que, además, alberga uno de los museos más visitados de España. Esa calle rinde homenaje a una mujer versátil y prolífica: novelista, periodista, poeta, dramaturga, cuentista… que perteneció a la Generación del 98 pero cuyo nombre no suele aparecer en los listados. Recibió 25 nominaciones al Premio Nobel de Literatura pero no lo llegó a ganar. Hablamos de Concha Espina.

Concha Espina

Concha Espina

La primera nominación llegó en 1926 y fue Jacinto Benavente, entre otros, el promotor. Las nominaciones se sucedieron año tras año hasta 1932. A partir de ese momento, ora fatigados por tanto infructuoso intento, ora por la llegada de la II República Española, se suspenden las candidaturas y hubo que esperar veinte años para que volvieran a producirse en 1952 y 1954, quizá cuando el final de la escritora se veía ya próximo y había que hacer un último esfuerzo. En tres de esos intentos doña Concha partía como favorita, a tenor de la cantidad y calidad de los impulsores de su candidatura, pero pesaron más los perfiles de Grazia Deledda (1926), Erik Axel Karlfeldt (1931) y François Mauriac (1952).
María de la Concepción Jesusa Basilisa Rodríguez-Espina y García-Tagle nació en Santander y su vocación por escribir comenzó a temprana edad. Estas ínfulas literarias no fueron muy bien entendidas por su marido, del que terminó por separarse. Concha Espina cultivó prácticamente todos los géneros, desde las colaboraciones periodisticas al teatro, pasando por la poesía, el relato, el cuento y la novela. Era una mujer cultivada, particupó activamente de la vida cultural española de las primeras décadas del s XX y gozó de un enorme éxito y reconocimiento durante toda su vida. Recibió numerosos premios, como el Nacional de Literatura en dos ocasiones, y también fue candidata a la Real Academia de la Lengua a petición de José María de Cossío, aunque en este caso sufrió el mismo destino que la Pardo Bazán: el rechazo. Y es que una cosa era tener éxito o incluso comulgar con el régimen y otra muy distinta ocupar un puesto relevante.
Como a la mayoría de los intelectuales de la época no le resultó fácil no manifestarse públicamente antes los acontecimientos sociales y vaivenes políticos del momento. Como mujer conservadora y tracional que era apoyó la dictadura de Primo de Rivera, pero también dio la bienvenida a la II República y a las reformas legislativas que trajo consigo, una de las cuales le permitió divorciarse legalmente de un marido del que ya estaba separada de hecho desde hacía años. Le animó a hacerlo y le ayudó con los trámites las mismísima Clara Campoamor, principal impulsora del sufragio femenino en España y en las antípodas ideológicas de la Espina.

Concha Espina. La niña de Luzmela

Concha Espina; La niña de Luzmela

Mantuvo durante años una tertulia semanal en la que llegaron a participar autores tan relevantes como Ortega y Gassert, Antonio Machado, Gerardo Diego o García Lorca. A pesar de perder la vista en 1940 su obra siguió siendo abundante y su trabajo, fecundo. En 1948, su localidad natal cántabra, Mazcuerra, pasa a denominarse también Luzmela, como tributo al nombre que Concha Espina le dio en su primera novela, La niña de Luzmela, publicada en 1909, y varias de sus obras fueron adaptadas al cine.
La Guerra Civil le sorprende en su Mazcuerra natal y allí se mantuvo a salvo hasta que el bando golpista conquistó la zona. Esa experiencia le nutre de temas para varias obras. A partir de ese momento continúa su vida y obra en Madrid, en comunción con el nuevo régimen. En 1950 recibió la Medalla al Mérito al Trabajo de manos de José María Girón de Velasco, a la sazón ministro de trabajo y que fue uno de los principales valuartes del régimen franquista incluso después de muerto el dictador.
Es difícil juzgar a Concha Espina solo desde su vertiente literaria o solo desde su vinculación falangista. En muchos casos, la una no se explica sin la otra, pese a que fue pionera en el modo de afrontar la problemática femenina desde la literatura, reivindicando un progreso que consideraba imprescindible, tratado desde las historias individuales de sus mujeres protagonistas. Pero como suele suceder, su figura ha sufrido la apropiación de parte de unos y el desprecio o ninguneo por parte de otros.
La Fundación Nacional Francisco Franco dice de ella:
"Fue una mujer peculiar que nunca quiso seguir los dictados de una sociedad que le quedaba pequeña. Por eso se hizo falangista. Y por eso decía que admiraba a Franco. Sus fuertes convicciones católicas le hicieron condenar el feminismo y afiliarse a la Sección Femenina de Falange, desde donde luchó por la verdadera mujer".

La escritora que recibió 25 nominaciones al Nobel de Literatura … y no lo ganó

Estadio Santiago Bernabéu. Madrid.

días, su condición de falangista y su admiración por la obra del Caudillo Francisco Franco, y se obvian sus novelas sobre la Cruzada. Quizás por eso, la ignorancia de nuestros políticos, cada día mayor y más sangrante, hace, felizmente en este caso, que perdure una calle, al lado del Estadio Santiago Bernabéu, y una estación de metro en la Línea 9 de Madrid con su nombre"
En fin; que cuando vuelvan a pasar junto al estadio Santiago Bernebéu del Real Madrid de fútbol, recuerden que la calle en la que está situado está dedicada a Concha Espina.
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Para saber más:
Cocha Espina en Nobelpieze.org
• Concha Espina en la Real Academia de la Historia.
• Concha Espina, una mujer ejemplar en Fundación Nacional Francisco Franco.
Concha Espina y el Cara al sol.

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