¿Para qué van las
niñas y niños a la escuela? Tal vez la respuesta más común a esta pregunta
sería: “para aprender”. Si preguntáramos, ¿cuándo comienzan a ir a la escuela?
algunos responderían “cuando ya están grandecitos” (caminan solos, ya no usan
pañal, ya pueden construir oraciones simples, etc.). Entonces, si van a la
escuela hasta que “están grandecitos” y van para “aprender”, ¿comienzan a
aprender en el momento en que inician la escuela?
La respuesta es NO. Las niñas y niños
inician su proceso de aprendizaje desde que nacen. Es durante los primeros tres
años de vida cuando el cerebro humano crece a mayor velocidad, pero sobre todo
es el periodo en el que las estructuras base, todas las que sostendrán el
desarrollo posterior, se consolidan. ¿Cómo podemos aprovechar este periodo para
que las niñas y niños alcancen su máximo potencial? Conociendo su contexto y
situación social para desde ahí detectar y entender sus necesidades para poder
enriquecer su entorno con más oportunidades de aprendizaje y las condiciones
para que las aprovechen.
Las personas más cercanas a las niñas
y niños y/o las que están más tiempo con ellos son las que más capacidades
deben tener para brindarles lo necesario y crear ambientes propicios para el
desarrollo.
Sin embargo, como reza el antiguo
proverbio africano, se necesita una aldea para criar a un niño.
A lo largo de nuestras vidas, desde que nacemos y hasta que somos adultos,
tenemos diferentes necesidades -educativas, de salud, sociales, psicológicas-
que requieren de una atención multidisciplinaria.
Una atención integral -aquella que
conoce y entiende la diversidad de infancias que existen en una sociedad y las
diferentes necesidades de cada una- debe comenzar desde el día uno y continuar
a lo largo de la vida. El Estado como guardián y garante de los derechos debe
consolidar un sistema articulado de atención que debe comenzar con:
1. Modelos de
formación inicial y continua para las y
los adultos responsables del cuidado de las y los más pequeños. No sólo los
miembros de la familia (madres, padres, abuelos, tíos, hermanos, etc.), o los
agentes educativos, o el personal de los servicios de salud, sino TODOS
aquellos que estén a cargo o en contacto con las niñas y niños deben tener
acceso a programas de formación. Además, la sociedad debe poder confiar en los
procesos de selección de personal. Debemos asegurarnos que las personas que
brindan la atención en el sector educativo, de salud, etc., sean las mejores
para ello. El proceso de selección de personal debe estar acompañado de un
programa de seguimiento, asesoría, y evaluación integral y periódica del
desempeño de la función.
2. Un proyecto
incluyente, al cual obedecen los diversos
servicios de atención, que asegure que todas y cada una de las niñas y niños
tienen acceso a lo que necesitan, lo aprovechan y participan de manera activa
en los diversos procesos que su desarrollo implica.
3. Recursos
financieros para: la inversión adecuada y
transparente en la formación de equipos multidisciplinarios; la creación o
mejora de los espacios; la adquisición y desarrollo de materiales; la
investigación, el seguimiento y la evaluación continua de los servicios de atención;
el seguimiento censal del desarrollo de cada niña y niño; y la creación de un
sistema de información, que permita la adecuación y la mejora continua de los
diversos componentes de los modelos de atención, así como para la detección y
atención oportuna a las necesidades de todas las niñas y niños.
4. Espacios para idear y proponer soluciones entre los diversos actores,
sectores, e instituciones involucradas o interesadas en los diferentes modelos
de atención.
5. Una instancia que regule y asegure la calidad en los servicios de atención, la
transparencia y la rendición de cuentas a la sociedad.
Es necesario que de manera conjunta –
estado y sociedad- trabajemos en la consolidación de un sistema de atención a
la primera infancia que tenga todos estos elementos para contribuir a la
transformación de esa idea que se tiene de la escuela, en la que un maestro es
el único responsable del aprendizaje de las niñas y niños a su cargo. Juntos
podemos lograr la escuela que queremos para todas las niñas y niños desde el
día uno de vida, esa comunidad en la que las niñas, niños y jóvenes aprenden, y
crecen en autoestima, con la participación activa de las familias y el
compromiso de toda la sociedad.
Por Julieta Guzman
La autora es
investigadora en Mexicanos Primero.
Fuente del
articulo: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/la-escuela-que-queremos-para-todos-desde-el-inicio.html