Revista Religión
I
Como reluce la plata
de tu carreta, Señora,
como brillan en Romería
junto al pueblo que te adora,
cuando lo llenas de gloria
con tu presencia, Pastora.
La esencia del sentimiento
se guarda dentro, muy dentro
hasta que el alma se asoma,
“pá”a gritar un fuerte ¡viva!
a mi Divina Pastora.
II
Yo no sé lo que se siente
bajo tu paso, Señora,
pero se de un costalero
que allí se sufre y se goza,
cuando paseas las calles
de Cantillana, Pastora.
La esencia del sentimiento
se guarda dentro, muy dentro
hasta que el alma se asoma,
“pá”a gritar un fuerte ¡viva!
a mi Divina Pastora.
III
Las palomas que volaban
sobre tu paso, Señora,
quisieron ver el momento
en esa bendita hora,
en que fuiste despojada
de tu sombrero, Pastora.
La esencia del sentimiento
se guarda dentro, muy dentro
hasta que el alma se asoma,
“pá”a gritar un fuerte ¡viva!
a mi Divina Pastora.
IV
De tu paso una ramita
de nardo corte, Señora,
la que llenara mi casa
de tu fragancia y tu aroma,
porque del olor del nardo
es tu perfume, Pastora.
La esencia del sentimiento
se guarda dentro, muy dentro
hasta que el alma se asoma,
“pá”a gritar un fuerte ¡viva!
a mi Divina Pastora.
Antonio Portillo Daza