La distinta manera en que España trata a vascos y catalanes, que nadie sabe cuando empezó porque siempre ha sido así desde el siglo XVIII, es otra buena razón para querer la independencia de Catalunya.
Cuando el grupo de barones de derechas del PSOE encabezado por Susana Díaz defenestró a Pedro Sanchez, la principal razón y la excusa fue que corría el rumor que estaba intentando llegar a un acuerdo con soberanistas catalanes para formar gobierno, y ese es un pecado capital que los buenos neo-franquistas consideran inadmisible ni tan solo a nivel de rumor.
El jueves 24 Iñigo Urkullu del PNV fue investido lehendakari después de llegar a un acuerdo con el PSOE que le ha apoyado en su investidura a cambio de un gobierno de coalición con tres consejerías del PSOE. El fin de semana del 19-20 de noviembre Idoia Mendia e Iñigo Urkullu firmaron el pacto que fue ratificado por los dos partidos el lunes 21. En la ceremonia de investidura Santamaría recalco que con dialogo se puede colaborar sin problemas y que es el momento de trabajar juntos, y Susana Díaz se apresuró a felicitar por teléfono a Urkullu al finalizar la toma de posesión.
Urkullu prometió cumplir sus obligaciones con las habituales referencias al respeto a la Constitución y al Estatuto de Guernica y entre sus funciones, la de ser el máximo representante ordinario del Estado en el País Vasco, y unos días antes de una forma velada criticó duramente y dio lecciones al independentismo catalán.
Santamaría salió de Guernica feliz y encantada y al día siguiente toda la caverna mediática se refería al muy español y civilizado PNV y a los vascos en general, comparándolos con esos catetos fascistas catalanes que hacen estupideces.
Lo curioso, chocante e incomprensible es que en el pacto con el PSOE se reconoce a los vascos el derecho a decidir que el mismo PSOE y los que se autodefinen como “constitucionalistas” niegan obsesivamente a los catalanes, y Iñigo Urkullu, había afirmado, entre sus lecciones a los tontitos catalanes, que el PNV no renuncia a la independencia en el futuro, «pero desde un principio de realismo», cosa lógica porque los estatutos del PNV fijan la independencia como uno de sus objetivos principales, aunque ahora toca hablar de ella con la boca pequeña y jugando al despiste como referirse al “principio de realismo”.
La única respuesta a Urkullu y a sus admiradores y a tanta demostración de hipocresía es que si Catalunya tuviese un estatuto como el de Guernica, concierto económico incluido, aunque fuese con el añadido de una aportación solidaria con las CCAA deficitarias (que el concierto vasco no tiene) el problema catalán habría desaparecido totalmente y por supuesto que ninguna organización terrorista catalana habría asesinado a más de un millar de españoles.
La sarta de comentarios absurdos, antes, durante y después de la investidura demuestran dos cosas: que la desfachatez de Urkullu es inmensa porque el señor que imparte esas lecciones de seriedad y solidaridad las da desde un país que nunca ha cedido un solo céntimo a otras CCAA y sus gobiernos han aprovechado todas las oportunidades que los gobiernos centrales en minoría les han proporcionado para bajar continuamente el cupo que el País Vasco debe pagar para cubrir los gastos de los servicios públicos no transferidos, hasta llegar a cifras irrisorias que no precisan de muchos datos para calificarlas de propina, es decir, a base de negociar el cupo a la baja el País Vasco se acerca cada vez más a la total independencia financiera subvencionada por el resto de CCAA.
La segunda cuestión que queda demostrada es la tremenda estupidez y debilidad del gobierno central y de los españoles en general con el País Vasco. Lo que voy a escribir ahora va a enfadar a más de uno, pero es la pura realidad, en la España pseudo-democrática los que han asesinado cientos de ciudadanos han sido vascos, pero quien lo ha pagado han sido los catalanes, y aunque parezca una barbaridad es tan real que algunos extranjeros que no conocían bien el país llegaron a creer que ETA era una organización terrorista catalana, tal como expliqué en mi nota DEFORMACIÓN CEREBRAL del 19/01/2014.
Mi evidente malestar con este tema tiene su origen en que cuando se discutían los estatutos vasco y catalán hacia 1976 vivía en Madrid y un conocido alto funcionario, me confirmó un rumor que había oído varias veces: Catalunya no tendría concierto económico porque se oponían tres importantes y poderosas instituciones: la corona, el ejército y el PNV, comentario que muy probablemente fuese cierto entre otras cosas porque liga con la actuación del PNV desde entonces, siempre se han opuesto, de forma más o menos sibilina, a que Catalunya tuviese concierto económico, y ahora a que sea independiente, porque sin duda ello obligaría a que País Vasco y Navarra contribuyesen a la solidaridad interterritorial, mientras los tontitos nacionalistas catalanes los consideraban sus amigos, y con el PNV de amigo ¿Quién necesita enemigos?.
Mi conclusión no es simple, pero fácil de explicar, España está constituida por un País Vasco listo, hipócrita e insolidario, una Cataluña tontita (hasta hoy), y un resto de España estúpido que concede todo lo que piden los vascos y carga su enorme mala leche con Catalunya. ¿Hay alguien que todavía no entienda la explosión del independentismo en los últimos 15 años y que la única solución es aplicar el método que usaron en el Reino Unido, en vez de empeorar el problema cada vez que algo se mueve en Madrid?.