La versión oficial es que los españoles no dieron importancia a la corrupción practicada por todos los partidos en época de la burbuja inmobiliaria porque a todos les iba muy bien, y que se escandalizan ahora por culpa de la crisis ya que si no la hubiera no le darían importancia, en última instancia es que toda la sociedad española es corrupta y por eso hay tanta corrupción, es un mal genético de los españoles según el pensamiento oficialista. Esa es la versión de los hechos de la España oficial, la del aparato del estado y sus voceros tan sobre-cogedores como sus antepasados del siglo XIX. Las costumbres arraigadas en los países viejos cambian menos que las manías de los ancianos con demencia senil, por ser lo mismo y por lo tanto las cosas son como son porque son así.
Sin embargo las encuestas dicen que a los ciudadanos españoles los temas que más les preocupan son el desempleo, la situación económica, la clase política y la corrupción, de lo que se puede deducir que no les hace puta gracia esta historia al contrario de lo que se dice desde los medios españoles. Así que ni es genético ni es realmente aceptado por la sociedad.
La trampa del argumento es que los ciudadanos no hicieron nada por impedirlo y hasta votaron a los corruptos cuando se les ofertaron como candidatos en las listas cerradas elaboradas por ellos mismos. Lo cierto es que los ciudadanos españoles tienen prohibido cualquier tipo de iniciativa ciudadana que no sea patalear y joderse, así que si se hubieran opuesto tampoco habrían podido hacer nada, y si lo hicieron simplemente se tiró a la papelera en pleno ejercicio del autoritarismo antidemocrático que se dio a si misma la burocracia de la dictadura heredada como clase política.
Así que los ciudadanos si están indignados con lo que se está descubriendo últimamente es porque no son tan tolerantes con la corrupción como dicen los corruptos que se encargan de que no puedan hacer nada respecto a la suya. La España corrupta es su aparato burocrático corrupto resultado de su propia evolución histórica, como lo son la mayoría de las burocracias estatales que dejó en herencia al otro lado del Atlántico.
Los ciudadanos aunque establecen su orden de preocupaciones en función de sus problemas personales, en el fondo describen con exactitud el problema, si ordenamos sus principales preocupaciones en función de causas y efectos se puede ver el motivo de la ruina actual y su modo de funcionamiento. La llamada clase política es en realidad el resultado de la práctica institucionalizada del nepotismo como la norma durante todo el siglo XX, heredada del anterior en que pasó de gran imperio a insignificante país pobre por los mismos motivos que ahora está en la ruina.
El modelo español se basa en que el nepotismo permite a los corruptos colocar a sus cómplices necesarios dentro del aparato del estado con total impunidad, como es lógico, esto genera un estado fallido formado por redes corruptas que configuran una cleptocracia facilitada por le endogamia sobre la que se basa el sistema. El resultado lógico no puede ser otro que la ruina económica, eso que se llama crisis o situación económica en las encuestas, y el resultado de este estado de corrupción institucional crónico es la miseria y el desempleo que son los rasgos más destacados de la marca aparato del estado Español.
Los ciudadanos como víctimas del régimen atadas de pies y manos no puede hacer más que quejarse y protestar, pero obedecer y acatar las órdenes de la camarilla de empleados públicos estatales metidos a políticos en todos los ámbitos y colocando por la misma vía a todos los parientes.
Es todo opaco porque se ha legislado para fabricar la corrupción, pero los ciudadanos en esto no han tenido la más mínima participación activa, su papel es pasivo excepto el segundo cada cuatro años que tardan en depositar su voto. Serviría para modelo de democracia delegativa indirecta antiparticipativa, por lo que no queda muy claro que sea en realidad democracia con tantos adjetivos dedicados a devaluar la palabra. Como la dictadura decía de sí misma ser una democracia orgánica, que en realidad no era democracia como es evidente.
No existe ninguna clase política porque la que se define a sí misma como tal no pasan de ser un grupo de empleados públicos de los ministerios de Madrid que acaparan todo el poder político y toda la representatividad a la que dejan votar a los ciudadanos que hacen de comparsas de urna, como en el anterior régimen que no está muy claro que se transformase en otra cosa que en el mismo perro con otro collar. Los resultados son evidentes, basta ver apellidos y profesiones de los representantes que componen el legislativo para comprobar que todos son empleados públicos y por tanto parte del poder ejecutivo excepto un par de ellos puestos para decorar.
Un país que posee una élites designadas a dedo siempre tendrá unas presuntas élites dirigentes que en otro lugar más normal y civilizado serían unos don nadie por su escasa preparación y falta de luces, como están demostrando de manera espectacular. Es un estado compuesto por los hijos tontos y corruptos de los corruptos dirigentes de una totalitaria y corrupta dictadura. El actual espectáculo, y muchos anteriores a lo largo de décadas son una prueba demasiado aplastante del nepotismo como fábrica de mierda.
Ese diez por ciento de la sociedad que son oficialmente España son los que se han encargado de vender la imagen del país de vagos improductivos que sólo piensan enriquecerse robando y estafando a todos, pero no es más que reflejo de lo que son ellos mismos, porque dice un refrán español que cree el ladrón que todos son de su condición. No es igual atracador que atracado. Los males de España se curan simplemente con democracia a secas, de la verdadera no de la que impida a los ciudadanos el derecho a la iniciativa ciudadana para evitar que puedan impedir la corrupción de sus administraciones y cargos públicos.
Los ciudadanos en realidad nunca han sentido respeto por los enchufados y corruptos ni los han tolerado, se los ha impuesto el aparato corrupto del estado heredado de la dictadura en ejercicio autoritario de abuso de poder y fraude de ley. Por eso ahora algunos piensan que la única transición buena es a la democracia Suiza y no a sucedáneos tan amañados como los contratos públicos. Si es tan bueno para alojar sus cuentas secretas será cojonudo para los ciudadanos españoles disfrutar del mismo grado de democracia que el país donde esconden el dinero y disfrutan de la vida sus corrputos institucionales.
