Revista Política

La España de los noventa millones de habitantes

Publicado el 25 enero 2013 por Noostradamus
Hay cosas que cuando uno mide las previsiones que había detrás comprueba que nunca pudieron ser ciertas. La razón por la que el ayuntamiento de Madrid decidió en 1997 que el Plan General de Ordenación Urbana incluiría el suelo del declarado protegido como parte del cinturón verde de la ciudad del anterior plan fechado en 1985, es el desarrollo económico de la ciudad, que tiene grandes expectativas de crecimiento y gran aumento de la población. Es decir que se supone que existe una demanda.
Si ahora una sentencia declara que de aquel plan no son legales las declaraciones de 90 millones de metros cuadrados calificados como edificables, es cuando los números se ponen a cantar. Usando todo ese terreno se hubieran construido 90.000 viviendas unifamilares de 100 metros cuadrados. Pero como eran todos edificios en altura de muchas plantas, hay que multiplicarlo por diez pisos, que nos lleva a 900.000 viviendas. En cada una de ellas metemos a una unidad familiar y salen 2.700.000 personas.
Sólo lo anulado es un incremento de población inexplicable en una ciudad que tiene 3,5 millones de habitantes. Sobre todo si toda la periferia de la ciudad ha emprendido sus propios planes urbanísticos sobre suelo en la misma circunstancia, como fue el caso del ayuntamiento de Boadilla que adjudicó la construcción de más de 700 viviendas dándose la misma situación.
Se han librado de la quema los planes urbanísticos anteriores al PGOU de 1997, Las Tablas, Montecarmelo, Sanchinarro, y otros 22 resultaron estar fuera de la ley. A esos 22 vamos, porque en metros cuadrados eran tantas viviendas como para alojar al resto de la población de la comunidad de Madrid en la periferia de la ciudad de Madrid. Si sumamos todo lo proyectado en los municipios que rodean la ciudad seguro que la cifra se vuelve a duplicar.
Imaginemos que existe un departamento de ordenación del territorio que dice que ve normal que en una autonomía con 6 millones de habitantes se proyecten viviendas para otros tantos habitantes. Piensan que cada habitante va a tener dos casas o quizá piensan que en cinco años la población de la comunidad autónoma de Madrid se va a duplicar pasando de 6 millones de habitantes a 12 sin motivo que lo justifique ni pueda explicarse.
Seguro que algún listo dice que no he descontado las calles, pero hay que calcular que tampoco he sumado los habitantes de pisos patera, que no son tres por piso si no seis o nueve, así que valga lo uno por lo otro.
Que la tontería de hacer las cosas trocitos para que no se note la suma de todos los pufos es pueril. Sumados los que sí han quedado como legales y que están construidos y habitados, va a ser que un millón de viviendas de la burbuja inmobiliaria estaban en la periferia de la ciudad de Madrid, sobre el cinturón verde que ahora es la suma de todos los descampados de color marrón.
Como le sumemos el resto del territorio de la autonomía, con los municipios colindantes seguro que sale otro tanto más. Sumamos las de Castellón, Valencia, Alicante y Murcia, las de Baleares y las de Canarias, le ponemos las de las de Galicia y las de las capitales y pueblos de las nueve provincias de Castilla Y león. ¿Qué sale en proyectos de construcción de viviendas, también duplicar el número de habitantes en cada ciudad, provincia y autonomía?. 
Porque entonces sale que por el levante se planificaron dieron todas las bendiciones a la construcción de viviendas para alojar a diez millones de habitantes, y así hasta llegar a la surrealista conclusión de que las autoridades creyeron que en cinco años España pasaría de 45 a 90 millones de habitantes.
Un ayuntamiento de una ciudad con más de tres millones de habitantes y con cientos de asesores no puede decir que sabiendo la sentencia del año 2003 nadie les avisara y por eso durante quince años han estado recurriéndola de tribunal en tribunal, hasta llegar el Supremo, pagado por los contribuyentes por ser el ayuntamiento quien pleitea contra la sentencia. Pudieron pagar a un abogado que les informase ya antes de 2003 que el caso estaba perdido.
Esperemos que no haya una caja de ahorros que financiase los proyectos para construir y vender un millón de viviendas en la periferia madrileña dando dinero a alguna promotora constructora para que llevase a cabo la urbanización del suelo y que se pudiesen poner luego los edificios, que es lo que se ve desde el aire en muchos de los terrenos sentenciados como no edificables alrededor de Madrid. A ver si hasta se ha puesto línea y paradas de metro sin haber casas siquiera, o se han construido autopistas radiales de peaje en terrenos "afectados" de las que ahora dicen tener que ser rescatadas por no tener para pagar las expropiaciones, ni tener clientes que las usen.
Seguro que entre lo legal y lo ilegal sumaba la broma cien millones de metros cuadrados rodeando la ciudad de Madrid. Al redondeo, un millón de viviendas, que cuando estén acabadas se venderán por 500.000 euros cada una. Pues que nos presten el dinero que necesitamos por adelantado, que si no va bien, la entidad se puede quedar con todo ese suelo como cobro en especie, y si el agujero es demasiado grande, ya tendrán que rescatarla las autoridades europeas y pagarán el estropicio los ciudadanos. Teniendo entre manos un beneficio como el que resulta de vender un millón de viviendas a medio millón de euros cada una, hay avales más que suficientes para que el crédito llueva.
Y la felicidad de ese grupo de constructores cuando van a pedir un crédito a la caja de ahorros sobre los 500.000 millones de euros que vale todo lo que tienen entre manos si todo sale bien, lo cual por lógica es imposible. La cifra de viviendas fantasma es donde está el truco, no sólo la de viviendas construidas sin vender o a medio construir. ¿Quién pagaba porque se pusieran las calles, avenidas, aceras, farolas y rotondas, los constructores a crédito de una caja de ahorros o los ciudadanos poniendo el dinero el ayuntamiento en su nombre?. Porque sea lo primero o lo segundo, la cuenta, para los ciudadanos.
El paso más allá es que el ayuntamiento haya permutado terrenos entregando como edificables los que por sentencia sabía que no lo era. O que otra administración, en este caso la autonómica, haya adquirido suelo en la zona para un gran proyecto de dimensiones faraónicas con dieciocho edificios monumentales diseñados por los más famosos arquitectos del mundo, sabiendo que el terreno tenía una sentencia que lo declaraba como no edificable, por mucho que estuviera recurrida. Que desde el año 2003 ha pasado una década entera. Es digna de verse la versión virtual del proyecto en bellas imágenes realizadas por ordenador, de esas que la gente cuando las ve en un gran cartel ya pasa a visualizarlo todo acabado mirando a un descampado con una grúa.
Como están poniendo las calles, es que esto va adelante, habrán pensado los compradores de las maravillosas viviendas en proyecto. Si no, no las pondrían.
La burbuja inmobiliaria se hinchaba porque les presuntas grandes previsiones de ventas por precios en constante subida tras triplicarse en poco años, y eso justificaban proyectos para la construcción de millones de viviendas en toda España, más de uno, al parecer, en la ciudad de Madrid.
Lo de que se quedan en el aire 135.000 viviendas es una broma, pues a cada una le corresponden 666,66 metros cuadrados, lo cual es realmente heavy por ser satánica la cifra, y parece sacado de una secuencia de El Día de la Bestia o de una película de Santiago Segura. Como la puerta de Europa de Madrid, todo un símbolo, con un monumento en conmemoración de los 300 años de Caja Madrid, obra de ese afamado arquitecto español Santiago Calatrava que recientemente ha trasladado su residencia y la de su estudio a Suiza. El obelisco fue un regalo de la caja de ahorros a la ciudad porque en 2009 parece que les sobraba el dinero.
Al final nos gustaría saber si en todo este proceso alguna caja de ahorros ha puesto algún dinero que ahora se cuente como pérdidas o por el que haya recibido a cambio suelo no edificable el algunos de los 22 proyectos anulados.

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