Revista Opinión
Los firmantes del texto “Una España federal en una Europa federal”, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.Unos sesenta intelectuales no catalanes y situados en el centro-izquierda y en el centro-derecha han lanzado un manifiesto que sirve para cerrar el proceso autonómico, dota a España de un Senado que es verdaderamente una cámara territorial y defiende un sistema de financiación justo y equilibrado para todos los territorios. El texto se presentó el jueves en el Círculo de Bellas Artes de Madrid para escenificar, antes del próximo 11 de septiembre, día de la Diada, un pronunciamiento de la sociedad civil a favor de una solución que evite el choque de trenes con Cataluña.
Impulsado por el abogado y escritor, Nicolás Sartorius, el manifiesto intenta ser un pronunciamiento a favor de una gran reforma constitucional que permita dar solución a las tensiones territoriales que atenazan a un modelo autonómico “insuficiente”. El texto conecta, directamente, con la propuesta de reforma federal de la Carta Magna impulsada por el PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba a partir de la denominada Declaración de Granada y no responde, según sus impulsores, a ningún intento de responder a otros pronunciamientos de signo contrario como el presentado por Mario Vargas Llosa, entre otros. “No hemos hecho la declaración para contrarrestar a ninguna otra –explicó el periodista José Antonio Zarzalejos, uno de los firmante tel texto–. Se empezó a planificar hace más de tres semanas. Tampoco está condicionada por la entrevista de Mariano Rajoy con Artur Mas”. El manifiesto reconoce el descontento de las comunidades autónomas con el funcionamiento del Estado “como si el sistema de las Autonomías, que fue un indudable avance en su momento, hubiese llegado a su término de eficacia y hoy fuese insuficiente para hacer frente a los nuevos retos que España tiene ante sí”. Sus firmantes reconocen el descontento de las comunidades autónomas con el funcionamiento del Estado y reflexionan que ocultar esa realidad, “sería una ceguera imperdonable, que no podemos ni debemos permitirnos”. “Creemos –explican– que seguir igual que estamos, pensando que los problemas se arreglarán por sí solos, prolongando situaciones que posibilitan la fractura de la ciudadanía, o plantear una ruptura entre ciudadanos que llevamos tantos años conviviendo en la misma comunidad política, solo conduciría a un estéril enfrentamiento. Seamos sensatos, a la vez que audaces, y abordemos las reformas constitucionales necesarias en el más amplio consenso, como hemos hecho en otros momentos decisivos de nuestra historia”.
Los firmantes del manifiesto se autodefinen como “ciudadanos preocupados por el futuro de nuestro país” e instan, directamente, a los partidos, “a que alcancen consensos y adopten los procedimientos necesarios para reformar la Constitución en un sentido federal”. Un federalismo, añaden, “que pueda abordar y resolver mejor la vida en común de nuestra comunidad política”. El texto aboga por cambios concretos en la Constitución del 78. “Por un lado, el reconocimiento de las identidades diversas que componen nuestro país hasta el punto en que la evolución histórica ha establecido”. Aboga por una reforma profunda del Senado. Y subraya la necesidad de hacer una distribución clara de las competencias entre la Administración Generaldel Estado y las Comunidades, “que evite permanente litigios o interpretaciones interesadas de parte”. Por último, reclaman una financiación justa y equilibrada, “basada en los principios de igualdad de derechos de los ciudadanos, de solidaridad entre los territorios y de ordinalidad, en el sentido de que ninguna comunidad se empobrezca por causa de la referida solidaridad”.
Entre los firmantes hay intelectuales, catedráticos, periodistas, abogados, sociólogos… Los catedráticos Luis Aguiary Carlos L. Alfonso, el sociólogo José Luis Álvarez; el escritor y periodista Ignacio Amestoy; el exrector de la Complutense, Carlos Berzosa; el crítico de arte, Fernando Castro; la actriz, Amparo Climent; los directores de cine, José Luis Cuerday Manuel Gutiérrez Aragón; el exdirector de El País Joaquín Estefanía; el economista Bruno Estrada; el exministro de Educación, Ángel Gabilondo; el poeta, Luis García Montero; la escritora, Amalia Iglesias; el crítico de cine, Fernando Lara; el abogado y escritor, Nicolás Sartorius; el rector de la UNED, Alejandro Tiana; el catedrático, Fernando Vallespín, el periodista y abogado, José Antonio Zarzalejos… La diputada del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, lee el manifiesto fundacional de la iniciativa “Libres e Iguales” contra la independencia.
Otros 50 intelectuales firmaron el martes pasado otro manifiesto puesto en marcha por la asociación “Libres e Iguales”, una plataforma que nace con el objetivo de “hacer pedagogía social” y movilizar al conjunto de la sociedad española contra la independencia de Cataluña. Desde el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa o el ensayista Jon Juaristi hasta periodistas como Arcadi Espada, directores teatrales como Albert Boadella o el expresidente socialista de la Comunidadde Madrid, Joaquín Leguina, piden a Rajoy “mano dura” con Cataluña. Todos ellos estamparon su firma en un documento en el que reclaman al Estado “que aplique toda la ley y advierta con claridad de las consecuencias de violarla”, en referencia a la consulta soberanista del 9 de noviembre. El texto pide a Mariano Rajoy no negociar nada con el presidente de la Generalitat, Artur Mas.
Mario Vargas Llosa asegura que los “catalanes contra la independencia se sienten abandonados, huérfanos”. El escritor ha explicado en declaraciones recogidas por Efe que el objetivo del texto es mostrar a esa parte de la sociedad catalana "que hay solidaridad en España con ellos”. En su opinión, el proceso soberanista es “un problema muy serio, peligroso para la democracia española”, por lo que reclaman “una movilización con argumentos e ideas en nombre de la Constitución, de la democracia y de libertad”. Vargas Llosa manifiesta que “es justo que haya división de pareceres” entre quienes apoyan la independencia y quienes están en contra, pero advierten de que, en ocasiones, en Cataluña “no hay una división, sino una sola voz, un monólogo que las autoridades han impuesto”. El manifiesto alerta de que "el secesionismo catalán pretende romper la convivencia” y “destruir su más valioso patrimonio, la condición de ciudadanos libres e iguales”. Y añade: “El secesionismo catalán se hermana con el populismo antieuropeo y promueve la derrota de la democracia española”.
El manifiesto dice asumir la necesidad deabrir un debate público y por eso reclaman al Estado “que aplique toda la ley y advierta con claridad de las consecuencias de violarla”, en referencia a los efectos que podrían recaer sobre Artur Mas si convoca la consulta soberanista del 9 de noviembre. “Ninguna infracción legal puede quedar impune y ninguna sentencia puede ser desacatada”, añaden, en alusión a que el líder de CiU mantenga el referéndum si el Tribunal Constitucional lo suspende.
Impulsado por el abogado y escritor, Nicolás Sartorius, el manifiesto intenta ser un pronunciamiento a favor de una gran reforma constitucional que permita dar solución a las tensiones territoriales que atenazan a un modelo autonómico “insuficiente”. El texto conecta, directamente, con la propuesta de reforma federal de la Carta Magna impulsada por el PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba a partir de la denominada Declaración de Granada y no responde, según sus impulsores, a ningún intento de responder a otros pronunciamientos de signo contrario como el presentado por Mario Vargas Llosa, entre otros. “No hemos hecho la declaración para contrarrestar a ninguna otra –explicó el periodista José Antonio Zarzalejos, uno de los firmante tel texto–. Se empezó a planificar hace más de tres semanas. Tampoco está condicionada por la entrevista de Mariano Rajoy con Artur Mas”. El manifiesto reconoce el descontento de las comunidades autónomas con el funcionamiento del Estado “como si el sistema de las Autonomías, que fue un indudable avance en su momento, hubiese llegado a su término de eficacia y hoy fuese insuficiente para hacer frente a los nuevos retos que España tiene ante sí”. Sus firmantes reconocen el descontento de las comunidades autónomas con el funcionamiento del Estado y reflexionan que ocultar esa realidad, “sería una ceguera imperdonable, que no podemos ni debemos permitirnos”. “Creemos –explican– que seguir igual que estamos, pensando que los problemas se arreglarán por sí solos, prolongando situaciones que posibilitan la fractura de la ciudadanía, o plantear una ruptura entre ciudadanos que llevamos tantos años conviviendo en la misma comunidad política, solo conduciría a un estéril enfrentamiento. Seamos sensatos, a la vez que audaces, y abordemos las reformas constitucionales necesarias en el más amplio consenso, como hemos hecho en otros momentos decisivos de nuestra historia”.
Los firmantes del manifiesto se autodefinen como “ciudadanos preocupados por el futuro de nuestro país” e instan, directamente, a los partidos, “a que alcancen consensos y adopten los procedimientos necesarios para reformar la Constitución en un sentido federal”. Un federalismo, añaden, “que pueda abordar y resolver mejor la vida en común de nuestra comunidad política”. El texto aboga por cambios concretos en la Constitución del 78. “Por un lado, el reconocimiento de las identidades diversas que componen nuestro país hasta el punto en que la evolución histórica ha establecido”. Aboga por una reforma profunda del Senado. Y subraya la necesidad de hacer una distribución clara de las competencias entre la Administración Generaldel Estado y las Comunidades, “que evite permanente litigios o interpretaciones interesadas de parte”. Por último, reclaman una financiación justa y equilibrada, “basada en los principios de igualdad de derechos de los ciudadanos, de solidaridad entre los territorios y de ordinalidad, en el sentido de que ninguna comunidad se empobrezca por causa de la referida solidaridad”.
Entre los firmantes hay intelectuales, catedráticos, periodistas, abogados, sociólogos… Los catedráticos Luis Aguiary Carlos L. Alfonso, el sociólogo José Luis Álvarez; el escritor y periodista Ignacio Amestoy; el exrector de la Complutense, Carlos Berzosa; el crítico de arte, Fernando Castro; la actriz, Amparo Climent; los directores de cine, José Luis Cuerday Manuel Gutiérrez Aragón; el exdirector de El País Joaquín Estefanía; el economista Bruno Estrada; el exministro de Educación, Ángel Gabilondo; el poeta, Luis García Montero; la escritora, Amalia Iglesias; el crítico de cine, Fernando Lara; el abogado y escritor, Nicolás Sartorius; el rector de la UNED, Alejandro Tiana; el catedrático, Fernando Vallespín, el periodista y abogado, José Antonio Zarzalejos… La diputada del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, lee el manifiesto fundacional de la iniciativa “Libres e Iguales” contra la independencia.
Otros 50 intelectuales firmaron el martes pasado otro manifiesto puesto en marcha por la asociación “Libres e Iguales”, una plataforma que nace con el objetivo de “hacer pedagogía social” y movilizar al conjunto de la sociedad española contra la independencia de Cataluña. Desde el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa o el ensayista Jon Juaristi hasta periodistas como Arcadi Espada, directores teatrales como Albert Boadella o el expresidente socialista de la Comunidadde Madrid, Joaquín Leguina, piden a Rajoy “mano dura” con Cataluña. Todos ellos estamparon su firma en un documento en el que reclaman al Estado “que aplique toda la ley y advierta con claridad de las consecuencias de violarla”, en referencia a la consulta soberanista del 9 de noviembre. El texto pide a Mariano Rajoy no negociar nada con el presidente de la Generalitat, Artur Mas.
Mario Vargas Llosa asegura que los “catalanes contra la independencia se sienten abandonados, huérfanos”. El escritor ha explicado en declaraciones recogidas por Efe que el objetivo del texto es mostrar a esa parte de la sociedad catalana "que hay solidaridad en España con ellos”. En su opinión, el proceso soberanista es “un problema muy serio, peligroso para la democracia española”, por lo que reclaman “una movilización con argumentos e ideas en nombre de la Constitución, de la democracia y de libertad”. Vargas Llosa manifiesta que “es justo que haya división de pareceres” entre quienes apoyan la independencia y quienes están en contra, pero advierten de que, en ocasiones, en Cataluña “no hay una división, sino una sola voz, un monólogo que las autoridades han impuesto”. El manifiesto alerta de que "el secesionismo catalán pretende romper la convivencia” y “destruir su más valioso patrimonio, la condición de ciudadanos libres e iguales”. Y añade: “El secesionismo catalán se hermana con el populismo antieuropeo y promueve la derrota de la democracia española”.
El manifiesto dice asumir la necesidad deabrir un debate público y por eso reclaman al Estado “que aplique toda la ley y advierta con claridad de las consecuencias de violarla”, en referencia a los efectos que podrían recaer sobre Artur Mas si convoca la consulta soberanista del 9 de noviembre. “Ninguna infracción legal puede quedar impune y ninguna sentencia puede ser desacatada”, añaden, en alusión a que el líder de CiU mantenga el referéndum si el Tribunal Constitucional lo suspende.
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