Revista Opinión

La España Mayoritaria

Publicado el 01 diciembre 2014 por Polikracia @polikracia

En esta entrada recogeré el guante lanzado por mi compañero Sergio Perez Diañez en un artículo reciente y iniciaré un ejercicio de “ficción política” para intentar ejemplificar el debate planteado entre el sistema electoral mayoritario y el proporcional. Para hacerlo de un modo más comprensible y eficaz, creo que una buena manera de conseguirlo puede ser a partir del análisis de un “hipotético” cambio de modelo en España.

Primero algunos apuntes básicos: el sistema electoral mayoritario (SM) “winner takes all”, se rige por la idea básica de que el candidato que logre la victoria en un distrito o circunscripción electoral concreto se lleva todos los escaños que estaban en liza. Este puede ser simple (mayoría relativa, el candidato que obtiene más votos gana sin necesidad de alcanzar la mayoría absoluta, vigentes en R.U y EEUU entre otros) o mayoría absoluta (se requiere el 50% más uno de los votos emitidos, si no se llega en una primera instancia se requiere la realización de una segunda vuelta).

Las principales virtudes de este sistema es que favorece la estabilidad gubernamental (facilidad para gobernar, grandes mayorías). La fragmentación parlamentaria resulta muy improbable (pocos partidos con representación). Esta estabilidad puede llegar a provocar una mayor eficiencia del parlamento haciendo más manejable el control del país. Por otro lado las principales críticas que ha recibido a lo largo de la historia es la sobre-representación del partido ganador y como consecuencia de los partidos mayoritarios, lo que conlleva que una parte de la sociedad pueda no estar representada en el nuevo tablero democrático.

El sistema proporcional (SP) ha sido el “contrincante” tradicional de los sistemas mayoritarios. Este sistema intenta resolver los problemas de la sobre y la sub-representación comentadas anteriormente, asignando a cada partido tantos representantes como correspondan a la proporción de su fuerza electoral (con alguna variante como la formula electoral por ejemplo), la idea principal de este sistema es intentar igualar lo máximo posible el porcentaje de votos de cada partido con el numero de representantes en los órganos legislativos.

Principales ventajas: resulta ser la forma más equitativa, favorece la aparición de nuevos partidos y les da una accesibilidad más elevada (sistema multipartidista), las demandas de la sociedad pueden ser canalizadas más fácilmente, dado que existen más actores y más diversos, evitando de esta manera la centralización de la política. Por el contrario las principales carencias de este modelo electoral es que puede llevar a la inestabilidad política, debido a la posible fragmentación parlamentaria (muchos partidos con representación) que puede desembocar en una nula capacidad de liderazgo del partido en el Gobierno, un mandato poco claro.

Debido a las diferentes maneras de distribuir los escaños (fórmula d’Hondt en el caso español y muy extendido en otros países) hace que la representación en España no sea tan equitativa como se pretendía, un claro ejemplo es el caso de UpyD y Amaiur en las ultimas elecciones del 2011, el partido liderado por Rosa Diez obtuvo más de 1 millón de votos para lograr tan solo 5 diputados y Amaiur por su parte cosecho 7 escaños con tan solo 300mil votos, o el caso de la sobre-representación de las zonas rurales (1 escaño 20.000 votos en Soria, 1 – 100.000 votos en Madrid), la desproporcionalidad de la proporcionalidad.

A continuación, para tratar de hacer más visible lo comentado en el apartado anterior, pasaré a analizar los resultados del estudio que he llevado a cabo de “ficción política”, partiendo del cambio de sistema electoral español a un modelo mayoritario simple (cada provincia es una circunscripción plurinominal), los resultados son los siguientes:

(Todos los datos que mostraré a continuación y que hacen referencia a los posibles resultados electorales en nuestro país bajo el sistema electoral mayoritario, corresponden a un ejercicio de ficción, no tienen ningún valor oficial)

El PSOE (partido que ha participado bajo las mismas siglas en las 11 elecciones generales transcurridas hasta la actualidad) ha obtenido una media de 151,6 diputados bajo las directrices del sistema español, con el modelo anglosajón esta cifra se dispararía a los 165,2, una variación de más de 13 puntos. Por su parte el PP, que ha concursado en 7 procesos legislativos, ha alcanzado una media de 153,6 escaños con el modelo vigente, lejos de los 192,7 que hubiese obtenido si se hubiese aplicado el sistema electoral mayoritario (+39).

El partido socialista ha logrado el 37,8% de los votos (elecciones del 1977-2011), lo que le ha supuesto el 43 % de los diputados con el SP (diferencia de 5 puntos aproximadamente del “ideal”, que seria mismo % de votos que de diputados) mientras que con el sistema mayoritario esta cifra aumentaría hasta el 47,2% de los diputados ( un 9% de diferencia). Al Partido Popular le sucede prácticamente lo mismo (aunque más pronunciado), con un 32% de los votos (elecciones 1989-2011) y un 43,9% de los diputados con el modelo proporcional (casi 12 puntos más) y un 55% en el SM (un 23% más). Estos resultados constatan que el modelo mayoritario favorece, de una manera clara y pronunciada, la sobre-representación de los grandes partidos, “algutinadores” del centro, del votante medio.

PSOE (número diputados):

PSOE

PP (número diputados):

pp

Otra característica ya comentada del modelo mayoritario es la sub-representación de aquellos partidos de ámbito estatal que no tienen la fuerza ni el impacto de los grandes partidos, hecho que también se demostraría con los casos de Izquierda Unida y el PCE (Partido Comunista de España), se trata de formaciones políticas que no hubiesen obtenido ningún escaño a lo largo de las diversas elecciones si se hubiese aplicado el SM, pasando por ejemplo de tener 21 diputados con el SP a no tener representación en las generales del 1996 en el caso de Izquierda Unida y en el caso del PCE, pasar de tener 23 escaños en los comicios del 1979 a no tener representación. ¿Posibles causas? se trata de partidos de ámbito estatal, lo que supone tener el voto poco concentrado (en una provincia o comunidad autónoma), con una fuerte presencia en los grandes núcleos urbanos, pero siempre en un segundo plano por detrás de las dos grandes fuerzas como son PP, PSOE o UCD.

Los partidos regionalistas (o partidos de ámbito autonómico) también son “víctimas” de la sobre y sub-representación típicos del sistema mayoritario. En el caso del País Vasco este sistema favorece el auge de las fuerzas políticas nacionalistas; el PNV por ejemplo ha conseguido de media 6,3 diputados con el SP mientras que el sistema mayoritario lo aúpa a los 12,2 (casi 6 escaños más). Este ejemplo contrasta con el caso catalán, donde las fuerzas nacionalistas (lideradas por CIU) con la imposición del sistema mayoritario se hubiesen visto afectadas con una pronunciada disminución de los diputados (ver tabla resumen). ¿A que se debe esta diferenciación entre el País Vasco y Cataluña? El voto nacionalista en Euskadi esta mucho más concentrado en Guipúzcoa y Vizcaya (históricamente), convirtiendo estas dos circunscripciones en dos feudos para el PNV-EJV en concreto y para el nacionalismo vasco en general, que les aseguran casi sistemáticamente ser la lista más votada en ellos, hecho que con el SM se traduce en 17 diputados para la formaciones nacionalistas (7 Guipúzcoa, 10 Vizcaya). Por su parte en Cataluña, la provincia de Barcelona (con 32 escaños) es y ha sido la pieza central del juego electoral catalán y hasta la fecha en todas las elecciones al Congreso de los Diputados desde 1977, el PSOE-PSC ha sido la fuerza más votada, lo que supone con el sistema electoral mayoritario que los 32 diputados vayan a engrosar las filas socialistas y se convierte a su vez en un gran “hándicap” para los partidos regionalistas (como ERC y CIU) obtener representación.

El número de partidos en el congreso es otra de las características centrales de todo sistema, ya he comentado que el sistema mayoritario pretende acabar con la fragmentación (muchos partidos en el parlamento) para evitar las dificultades de ejercer gobierno. Con el SP a lo largo de las 11 legislaturas se ha llegado a una media de 7 partidos (grupos parlamentarios incluido el grupo mixto) representados en el congreso de los diputados, con el SM esta cifra bajaría hasta los 4 grupos por legislatura. Otro dato importante es que en 9 de las 11 elecciones legislativas (un 81,8%) que se han llevado a cabo se hubiese alcanzado la mayoría absoluta (4-11, 6,4%, con el sistema actual).

El caso de las elecciones generales de 2004 (en las que el PSOE ganó por un margen muy estrecho, 164 diputados de la formación socialista por los 148 del Partido Popular), es el único donde se hubiese producido un cambio de Gobierno si se aplicase el sistema mayoritario. El PP se desmarcaría con 183 diputados (+83) y el PSOE por su parte sufriría un descenso de 12 hasta llegar a los 152 escaños. No sólo significaría una victoria del Partido Popular sino que también hubiese supuesto una mayoría absoluta, el “simple” cambio de sistema hubiese significado un cambio total del panorama político de España y una legislatura totalmente diferente con actores inesperados.

Vistos los resultados de esta hipotética implementación del SM y comparándolo con los resultados reales en nuestro país (ver tabla resumen), queda claro que resulta descaradamente favorable a los dos grandes partidos, en especial al Partido Popular, debido a la ya conocida (por la fórmula d’Hondt) sobre-representación de las zonas rurales (de mayoría conservadora) respeto a los núcleos urbanos, que claramente se magnifica con el sistema mayoritario.

Pienso que más allá de la necesidad de poder establecer gobiernos fuertes y estables ha de prevalecer la equidad y proporcionalidad, el parlamento tiene que intentar ser lo más fidedigno posible y tratar de ser una reflejo fiel de la sociedad española, ya de por si compleja, un tablero con múltiples voces y opiniones que tiene que representar las necesidades del conjunto de los españoles.

Limitar estas variaciones y corrientes ideológicas a tan sólo un número reducido de opciones reales de acceso al poder, con el fin del “buen gobierno” creo que significa hipotecar nuestra democracia. Cierto es que el sistema actual tampoco es perfecto y también favorece a los grandes partidos, la fórmula d’Hondt no es el ideal de la proporcionalidad y se dan casos como los de UpyD-Amaiur o Soria-Madrid, pero siempre será un “canalizador” más eficiente de las voluntades y necesidades del país en su global, aunque debemos intentar alcanzar un sistema verdaderamente proporcional en un futuro próximo.

Si actualmente en España se esta viviendo un periodo de desafección política y cuestionamiento de la salud de nuestra democracia, debido a la falta de representación de nuestro sistema entre otras muchas razones, el sistema mayoritario no haría más que empeorar la situación. Un modelo que favorecería legislaturas plácidas (con barra libre a los “decretazos”) para los dos grandes partidos, resultaría fatal para la sociedad española, en resumen el sistema electoral mayoritario no es la solución, más vale malo conocido que bueno por conocer.

 Tabla resumen:

Tabla SP


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