Revista Sociedad

La especie inhumana

Publicado el 26 mayo 2010 por Eko
Me pregunto que es lo que lleva al ser humano a creer que todo cuanto abarca la Tierra le pertenece. Delimita fronteras que cubre con una tela a la que llaman bandera, con la cual tener una excusa para matar y torturar a su semejante o al diferente. Acaba con la fauna y la flora, contamina océanos, atmósfera y expolia todo bien y recurso que pueda regalarle tan maravilloso planeta, mientras invoca el perdón por sus pecados a su Dios y creador. Tal vez tratando de simular al Dios vengador y rencoroso que han creado a su imagen y semejanza, arrasan con cuanta belleza y vida encuentra por su camino.animales de laboratorioDesde que Descartes dijera que los animales no sufrían, porque según él, carecían de alma, y posteriormente Nicolás Malebranche, filósofo francés y seguidor de Descartes, que los animales “comen sin placer, lloran sin dolor, actúan sin conocimiento; no desean nada, no saben nada”, los experimentos con animales han sido el pan nuestro de cada día en el mundo científico. Se calcula, que actualmente, más de 100 millones de animales son utilizados anualmente para experimentos en laboratorios. Solo en la Unión Europea se utilizan cada año de 12 a 17 millones de animales, el 60% en pruebas de cosmética, el 30% en experimentos militares, y sólo el 10% en sanidad, y esto incluye tanto experimentación como su uso para prácticas educativas de disección y operación en medicina y veterinaria.
Ahora, que esta tan de moda y en boca de todos la bioética con respecto a la experimentación con células madres, o la creación de vida en los laboratorios, seria cuestión de rescatar del subconsciente de todos nosotros la experimentación con animales. Todo el debate sobre la defensa de animales en España parece centrado en el mundo taurino, pero deberíamos de recordar que lejos de la arena del ruedo, en fríos y asépticos laboratorios de nuestro país, 700.000 animales al año, excluyendo los animales criados para investigación que más tarde son sacrificados como excedentes y los que mueren durante su transporte, son torturados y asesinados por el bien de la ciencia.
Para saber un poco de lo que iba a hablar he tenido que leer y ver imágenes que os juro que me han hecho llorar. Por un momento he sentido verdadero odio por la humanidad y la he creído merecedora de cualquier mal o fin trágico que le sobrevenga. Es intolerable que la humanidad desaparezca donde empieza el negocio, porque aunque se nos venda que los experimentos que se realizan en animales es por el bien de las personas, no es menos cierto que históricamente se ha exagerado el papel de los experimentos con animales en el progreso médico, ya que dichos experimentos son poco fiables y extrapolar los resultados conseguidos con animales a humanos conlleva numerosos errores. Esa idea no sólo esta avalada por quienes luchan por los derechos de los animales, sino que muchos científicos así lo piensan.
La gran mayoría de los productos cosméticos (perfumes, champús, pasta dentífrica, tinturas para el pelo, cremas, maquillaje y desodorantes) se experimentan primero en animales. Cada año, se someten a unos 38,000 seres vivos en Europa y millones alrededor del mundo a un dolor y sufrimiento intensos en pruebas de toxicidad. Por ejemplo, la prueba de ojos Draize, donde se gotean sustancias tóxicas en los ojos de conejos conscientes; la de toxicidad oral, en que los animales son forzados a ingerir sustancias una o repetidas veces para ver los efectos tóxicos; o las pruebas de irritación de la piel, en la cuales se unta una sustancia sobre el lomo afeitado de un grupo de animales, que normalmente son conejos. Sufrimiento gratuito en aras de la vanidad humana. Dolor por el simple hecho de causar dolor. Me gustaría proponer desde aquí a los dirigentes, la siguiente idea: al igual que con las cajetillas de tabaco va a ser obligatorio poner imágenes de las enfermedades que provoca, creo que en cada artículo de cosmética que se vende, debería ser obligatorio poner las imágenes de los animales que son torturados y sacrificados para que lleguen al mercado.
La tragedia pasa a ser un crimen contra la vida misma cuando descubrimos que el 99% de estos experimentos son repetitivos y sólo se realizan para justificar becas y patrocinios, o cuyo fin es sólo la publicación de un trabajo buscando notoriedad. Que la sociedad cierra los ojos ante tales aberraciones es un hecho demostrado. Nadie parece querer saber la verdad, como si desconociendo dichos actos les librase de todo pecado, mientras frente al espejo se acicalan y perfuman con la tortura y muerte de un animal. Se ha llegado a tachar incluso a los que pretenden que cesen dichos experimentos, como personas que están en contra de la especie humana. Una especie así no es humana. No es humana la especie que causa sufrimiento y muerte a sabiendas, ya sea a animales, plantas o personas. No es humana la especie que sabiéndolo, cierra los ojos y mira a otro lado. No es humana la especie que piensa, que el desconocimiento nos exime de la responsabilidad.
Cuando me enfrenté a la escritura de esta entrada valoré la opción de poner fotos de los experimentos a los que son sometidos los animales. Pero sinceramente vi innecesario cargaros con un sufrimiento tal. Pensé que quien me leyera y no se diera cuenta del dolor de dichos animales, tampoco reaccionaria ante las imágenes, pues el alma humana parece en muchos casos, haberse diluido ante tanta trágica noticia con las que somos bombardeados. Existen métodos alternativos a la experimentación con los animales, pero en el caso que no los hubiera habría que inventarlos o descubrirlos. Es innecesaria esta matanza, que día tras día se comete por el bien de la humanidad. Todo ser vivo, indistintamente de su especie es merecedor de protección. Nos creemos y actuamos como los dioses del reino animal, provocamos catástrofes y miseria allí donde estamos, causamos dolor injustificado a diestro y siniestro, y cargados de soberbia nos atrevemos a despojar de alma al resto de seres vivos.
Volvamos ser humanos reencontrándonos con el animal que subyace entre tanta razón.

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