Aunque pueda pacerte más propio de un film de Hollywood la historia de Pony es tan cierta como el hecho de que Donald Trump es el Presidente de los EE.UU. Esta orangutana fue liberada en 2014 tras más de una década atada y vejada en una cama al obligarla sus captores a prostituirse. Por friki que te parezca, en países como Tailandia o Indonesia constituye una práctica habitual emplear orangutanes hembra en los prostíbulos como entretenimiento de los trabajadores de las plantaciones de caña de azúcar o de las empresas madereras.
Pony fue separada de su madre para emplearla como juguete sexual. La maquillaban, le depilaban el cuerpo entero y la mantenían postrada en una cama con el propósito de facilitar las continuas violaciones. Este maltrato comenzó en 2003 en un pequeño pueblo de la isla de Borneo llamado Keremgpangi y le causó un miedo atroz hacia los hombres, además de otros trastornos psicológicos. En 2014 la veterinaria vasca Karmele Llano lo denunció y propició su liberación. Sin embargo, acaba de hacerse viral gracias al periódico The Sun que recientemente ha recordado el suceso.
En la actualidad, Pony permanece en el Centro de Rehabilitación Nyaru Menteng. Le ha llevado más de 10 años recuperarse psicológicamente y dada la temprana edad en la que la sustrajeron de su hábitat natural nunca más podrá ser reintegrada en él. ¿Cuándo comprenderemos que los animales no están para nuestro divertimento?