Revista Opinión

La espuma de la vida

Publicado el 05 marzo 2019 por Manuelsegura @manuelsegura

La espuma de la vida

La revista ‘¡Hola!’ ha sido en general, en este país, aunque quizá no carente de mácula, un ejemplo de periodismo decente. De un tipo de periodismo denominado del corazón –o rosa–, no exento de las correspondientes dosis de rigor y objetividad. Durante años, esa publicación fue un balcón abierto al mundo, en especial para nuestras madres, en el que contemplar desde las grandes y pomposas bodas reales hasta las puestas de largo de la descendencia en la alta sociedad. ‘¡Hola!’ nació en la España de hace 75 años, toda una vida, con la intención de ser un proyecto destinado a “recoger y mostrar la espuma de la vida”, como recuerda el maestro de reporteros Tico Medina en ABC, al publicar tan sentida necrológica de Mercedes Junco Calderón, la fundadora y eterna presidenta de la revista, fallecida este lunes a los 99 años de edad.

‘¡Hola!’ ha sido ejemplo en todos estos años de que era posible contar las cosas que le pasan a la gente sin recurrir a diseccionar sus higadillos y otras vísceras. Una revista con pedigrí y estilo, exportable a otros países, en la que aparecer en sus páginas solía ser la aspiración de mucha gente bien posicionada, aunque alguna fuera incapaz de reconocerlo públicamente.

Hay algo que define perfectamente lo que quiso ser ‘¡Hola!’ para sus lectores y lectoras. Es lo que se recoge en la propia publicación para despedir a la que fue su fundadora, unas escogidas palabras, sin duda, entresacadas de la filosofía que ella y su marido, Antonio Sánchez Gómez, quisieron imprimirle a la criatura desde el primer día: la de “sacar a la superficie la espuma de la vida. La parte de la realidad que no pesa, ni hunde, sino que flota y saca a flote. Las burbujas del champán, las pompas de jabón”. Qué contraste con la bazofia pseudoperiodística que, amplificada desde la atalaya de determinados estercoleros televisivos, consume a mansalva este país desde hace ya demasiados años. Algo que, como el excremento, sí que se mantiene a flote contra viento y marea.


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