Revista Coaching

La esquizofrenia conveniente…

Por Mbbp

LA ESQUIZOFRENIA CONVENIENTE…

Creo que todos tenemos, como mínimo, dos mundos en nuestro propio mundo. Uno, el “real”… y otro el “deseado”! El primero lo aceptamos y vivimos con una cierta resignación; mientras que el segundo, lo conocemos, pero hemos aprendido -lamentablemente- a renunciar a él, seguramente por miedo a que se convierta en realidad cotidiana e incómoda para los demás! El mundo real nos hace supervivientes y demuestra a nuestro Ego la capacidad de adaptarnos a lo, muchas veces, adverso y perjudicial; mientras que el segundo, el mundo de los sueños, nos convierte en infatigables luchadores románticos persiguiendo un deseo y, seguramente, lo que merecemos en nuestra vida! Y firmemente creo que el equilibrio entre ambos es la verdadera cordura, digan lo que digan los terapeutas y presuntos expertos del comportamiento humano! Es más, es ese equilibrio el que nos permite vivir ambos mundos a la vez, pues ambos cohabitan en el mismo mundo, no hay que olvidar que el mundo en que vivimos no es más que el fiel reflejo de nuestra mente, lamentablemente demasiado dual y excluyente!

Pero si vamos un poco más allá, también veríamos que, al igual que existen dos mundos en cada persona, en cualquier ser humano coexisten dos vidas, en paralelo. Una, la que consideramos erróneamente única, que es la vida exterior, esa que está fundamentada en lo externo y ajeno… y que demasiadas veces conforma el rígido concepto que tenemos de nosotros mismos y que defendemos con tesón; la segunda vida, más íntima y verdadera, yace en nuestro interior y proviene del alma, ese espacio profundo en el que se unen la razón y el sentimiento! Ambas vidas son, como he dicho antes, en principio paralelas y aparentemente excluyentes entre sí… aunque quizás solo se trate de ver y de vivir la vida desde una nueva y diferente óptica! Uno puede experimentar una situación confusa, dramática si quieres, en el exterior… mientras que internamente -en su otro Yo- la experimenta desde la paz profunda y la serenidad, encontrándole el sentido oportuno! ¿No sería esto también esquizofrencia, según como? Particularmente creo que hay un invisible hilo o puente que une ambas vidas -la exterior y la interior- y que uno puede -y debe- aprender a reforzar ese vínculo, evitando que éste se rompa definitivamente! ¿No es la esquizofrenia patológica esa posible ruptura, tal vez?

Ese puente o hilo que une ambas vidas paralelas es, precisamente, lo que nos remite a la felicidad, es decir, “aquel sentimiento que se basa en la distancia que hay entre lo vivido y lo deseado“. Por decirlo de alguna manera: a más distancia hay entre ambas vidas, más sensación de infelicidad sentimos! Personalmente creo que la madurez radica en ser capaz de aunar ambos mundos y ambas vidas… integrándolas en una sola! Porque eso nos dota de integridad, de coherencia y de paz interior… es decir, lo contrario que la ansiedad y el estrés, que demasiado a menudo sentimos la mayoría de nuestra vida! Por decirlo de alguna manera, no hay que buscar -como solemos hacer, desde siempre- la felicidad en una sola de esas vidas, sino hay que aprender a encontrar el equilibrio entre ambas para poder ser felices, que es muy distinto! Este no es un deber urgente -tenemos toda la vida por delante, aunque no sabemos su duración…- ni premiado, pues la recompensa solo es uno mismo!

Y, mientras se anda ese camino de la vida hacia la integridad, el equilibrio y la coherencia entre el mundo interno y el externo, entre la vida ajena y la propia, uno puede compartirlo con los que verdaderamente ama, haciendo de ese camino -a ratos maravilloso y a ratos complicado- algo singular, irrepetible y mágico, como la vida misma! ¿No es eso, quizás, el amor a la vida misma e íntegra y a los demás, dándonos cuenta de todo esto y así poder amar de verdad, entendiendo y ayudando a quien, como nosotros mismos, camina, aprende, nos ama y encuentra cada día más su equilibrio sirviéndonos de espejo y, así, al fin poder compartir la felicidad de esta vida que vamos conquistando, día a día?

Personalmente, siempre había sido una persona solitaria y, por ello, sintiéndome un poco “esquizofrénico“, o sea, alternando ese incansable luchador de mi verdad interior y, a la vez, ese mero superviviente en este mundo externo y loco, que demasiadas veces nos empuja a renunciar a una de estas vidas y optar por la más conveniente y aparentemente confortable… para el mundo y/o los demás! Pero, con el tiempo y gracias al amor, me dí cuenta de que es, precisamente, la renuncia a una de ellas -la del interior- lo que desequilibraba mi vida y, como consecuencia, lo que me hacía  sufrir! Y aprendí que uno puede renunciar a parte de su vida exterior y quedarse solo con lo esencial y beneficioso, que le ayude a ser más uno mismo, a amar y amarse y hacerlo en consonancia con su propósito interior e inalterable! Al fin y al cabo, la vida exterior cambia constantemente y la podemos hacer a nuestra medida, a partir de nuestra firmeza interior y lo que elegimos libremente, en cada pequeña decisión que tomamos. Pero el interior, en cambio, tiene un vigía permanente que es la Conciencia y que nos recuerda que esa vida coherente y plena pugna por salir, por evidenciarse en nuestra vida y que lograrlo nos procura serenidad interior! Es más, en cuanto aparece una oportunidad de vivirla, resuena en nuestro interior y es difícil renunciar a ella! Quizás sea, al fin, esa renuncia voluntaria a vivir lo que sentimos profundamente la que nos hace sentir patológicamente esquizofrénicos y desequilibrados -además de hacernos sufrir-, al ser poco consistentes con nuestro interior y con el sentido verdadero de lo que acontece en nuestra vida!

Así, insisto, la vida no es más que ese necesario equilibrio entre nuestro interior y el exterior… y, sin duda, la felicidad es consecuencia de ese equilibrio que nos permite ser capaces de adaptarnos a nuestro mundo exterior y cambiante, pero sin dejar de obedecer a nuestro propósito interior, donde habita la paz, el amor y, como consecuencia de ello, la tan deseada felicidad!

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