Uno de los destinos más recurridos para un fin de semana es Milán. Gracias a que su aeropuerto opera con aerolíneas de bajo coste como Ryanair, que no es una ciudad muy grande y que optando por alquilar un coche barato se pueden visitar unos alrededores muy bellos, es un destino perfecto para quien tiene poco tiempo y no quiere dejarse gran parte de sus ahorros.
Una de las visitas imprescindibles es a la Estación Central de Milán. Es una de las estaciones más grandes y monumentales de Europa que fue inaugurada en 1931. Reemplazaba la anterior estación, ya que no podía soportar el aumento de tráfico de pasajeros ocasionado por la apertura del Túnel de Sempione en 1906.
El proyecto de la Estación Central de Milán fue cambiando con el lento del tiempo. Al principio era un proyecto simple y sencillo, pero se fue recargando y convirtiendo en una gran construcción con la llegada al poder de Mussolini. Ya sabemos que en aquella época se suponía que las construcciones representaban el poder del régimen.
La fachada de la Estación Central de Milán tiene una anchura de 200 metros y cuenta con una bóveda de 72 metros de alto. Tiene 24 plataformas y cada día aproximadamente 330.000 pasajeros pasan por aquí.
En cuanto a su estilo arquitectónico tenemos que decir que no está definido del todo, sino que es una mezcla. Predominan el Art Nouveau y Art Deco.
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