Revista Salud y Bienestar

La estatura media en nuestro país ha experimentado un cambio significativo en los últimos 50 años‏

Por Fat
La talla baja constituye uno de los motivos de consulta más frecuentes en pediatría. Sin embargo, como señala la doctora Mª José Martínez Sopena, pediatra endocrinóloga del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, en muchos casos, su preocupación es infundada. En los últimos cincuenta años, nuestro país ha registrado una notable aceleración en la talla media, aumentando en casi diez centímetros desde principios del siglo XX. De hecho, la talla media de los reclutas en 1965 era de 167,7 centímetros, mientras los jóvenes actuales de 18 años tienen una estatura media de 176,2 centímetros.
“Este fenómeno, conocido como un proceso de “aceleración secular del crecimiento”, se debe a las mejoras de las condiciones sanitarias, alimenticias y al desarrollo de la sociedad del bienestar en el que vivimos”, explica esta pediatra. “La evolución de estos factores ha situado a España en los niveles de Francia y Reino Unido, cuando hace 30 años estábamos por debajo de la media europea”. El ranking lo encabezan Suecia, Alemania y Holanda, país este último en el que la media de la talla entre los varones no baja de 1,84 metros, superando en las mujeres el 1,70.
En opinión de la doctora, el interés de los padres atiende en alguna ocasión a razones estéticas más que a determinar si existen alteraciones médicas. “Hoy en día no está bien visto tener una estatura baja-media ya que no responde al prototipo estético y social predominante, y el problema, en algunos casos, es que una situación con talla inferior a la media, pero dentro del intervalo de normalidad, afecta impropiamente, no sólo a los niños, sino también a los padres”.
Por definición y considerando el sistema de percentiles normales para una determinada población, tan sólo el 3% de los menores españoles no llegaría a los intervalos de normalidad. En estos casos, la causa no siempre es un déficit en la hormona del crecimiento, sino que diversas patologías pueden ocasionar la problemática. ”Patologías hematológicas, cardiológicas o renales influyen directamente en el organismo del niño y consecuentemente alteran su ritmo de crecimiento, al igual que ocurre con otras enfermedades digestivas, como la enfermedad celiaca”, señala la doctora Martínez Sopena, quién insiste en la importancia de la detección precoz.
“La actual organización del sistema sanitario español en el que se incluyen revisiones periódicas y donde se monitoriza el crecimiento permite adelantarse a cualquier problema y determinar el riesgo de complicaciones en la curva de crecimiento. Ante la menor sospecha, el niño es remitido por su pediatra a la consulta de endocrinología”, subraya esta pediatra.
El tratamiento del déficit de crecimiento varía en función de la patología responsable. “Disponemos desde hace 30 años de hormona de crecimiento biosintética y está aprobado también su uso en el Síndrome de Turner, o en niños con retraso de crecimiento intrauterino que no hayan recuperado percentiles normales a los cuatro año de edad”. En el caso de los menores con talla baja idiopática, en los que no se encuentra una causa para la talla baja, “no existe posibilidad de tratamiento con GH por el momento”.

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