La estela de dios

Cuando uno se pregunta sobre lo efímero de la existencia , nuestro afán interesado y a veces ruin por la supervivencia individual, ese gusto apocalíptico por todo aquello que nos hace más débiles y nos convierte en personas de voluntad precaria, volátiles de carácter como una chispa, es entonces cuando  cae un velo negro sobre la felicidad de existir, un amargo sentir que nos nubla el alma. En esos momentos en que aún puede salirse de ese agujero que llamamos algunas veces rutina y otras veces costumbre.

Es también entonces cuando una chispa también volátil , tal vez efímera , que a veces dura un segundo pero que otras veces parece durar una eternidad ,aunque siempre un tiempo limitado, nos ilumina con su calor .

Ese combustible es el que llena el alma en forma de flor exotica y colorida, de paisaje hermoso, de gesto dulce de un niño,  de belleza de una mujer,  de  intuicion en la  compresión global del Universo...todas aquellas cosas  que nos iluminan el rostro, nos devuelven la garra , nos llenan de esperanza y de deseo de gastar este cartucho de tiempo llamado vida . Es eso que yo llamo aritmética de la belleza , la razón suprema que justifica las cosas y la existencia de todo pero  también es cierto, su final.

Cuando tenemos esa luz  deseamos emprender las cosas que siempre hemos abandonado. Aquel ilusionado afan por el coleccionismo, o la jardinería o la astronomía en el que llegamos a la perfección a través del detalle y la observación de las criaturas y los fenómenos del mundo y del Universo. O la busqueda muchas veces no intencionada del desarrollo armonico de nuestro cuerpo o nuestra superación cuando hacemos ejercicio o deporte . O la culminación de una familia cuando decidimos casarnos o la búsqueda o lucha por la mujer amada o tener un hijo. O por ejemplo aquella carrera que nos hubiera gustado hacer o el deseo de cambiar la realidad con una empresa o un movimiento social o político.

Todos esos pequeños y grandes hechos son los que nos construyen y nos mejoran en muchos casos o al menos tienen esa intención. Es ahí donde esas entelequias llamadas sociedades  cobran vida propia y es en la falta de esos sueños colectivos e individuales donde también mueren y acaban consumiéndose las personas y los países.

Siempre he pensado en la vida como la estela del paso de un Dios..sus restos materializan el Universo y dentro de esos restos esta el polvo, el humo , el desorden y el caos del mundo pero también el calor, la luz, el fulgor de la belleza en el crisol de colores que se abandonan y tililan hasta su desaparición en el vacío del espacio.

Entre esas motas de Dios estamos nosotros , nada más que pequeños atomos de materia que gritamos a un Dios que se aleja a una velocidad mayor a la que pueden llegar nuestros lamentos.

Saludos O.D.