Revista Viajes

La estepa patagónica: naturaleza en vivo

Por Hugo Rep @HugoRep

El viento que barre un espacio sin fin. Allá donde se unen las vías del tren, el sol se cae en el horizonte, con el silencio de la tarde. Los pueblos de la Región Sur tienen la magia de un tiempo sin prisas, donde la fuerza de la Naturaleza domina la vida.

El tren es mucho más que un transporte de la cordillera al mar, es unión entre esos pueblos, siendo también un místico viaje al pasado, lleno de historias, recuerdos y misterio.

Lo describe estupendamente Chatwin cuando dice: El tren arrancó con dos toques de silbato y una sacudida. A medida que avanzábamos, los ñandúes brincaban a un costado de la vía, ondulando las plumas como si fueran de humo.
La estepa patagónica, naturaleza en vivo y el viento que barre un espacio sin fin.

La estepa patagónica, naturaleza en vivo.

Las montañas eran grises y rielaban en la calina que producía el calor. De cuando en cuando un camión manchaba el horizonte con una nube de polvo. Asentó por escrito todo lo que recordaba, sobre barcos y hombres, en el mar o en tierra; los viajes en tren.

Los asentamientos indígenas estaban escalonados a lo largo de la vía férrea, sujetos al criterio de que a los borrachos siempre debería resultarles fácil la vuelta al hogar. El indio llegó a su estación y se apeó del tren tambaleándose y aferrando la botella con restos de ginebra.

Los vidrios astillados centelleaban bajo el sol húmedo alrededor de las chozas. Un chico con una cazadora amarilla también se apeó y lo ayudó a avanzar. Un perro, que había estado tumbado en un portal, se acercó corriendo y le lamió toda la cara.

Leyendas y artesanías del ancestral pueblo mapuche se mezclan con tradiciones írabes y cuentos de bandoleros.

Flora.

La vegetación de la estepa está conformada principalmente por dos tipos de plantas: los arbustos de porte bajo, hojas pequeñas y en muchos casos espinas y los pastizales o coironales de los géneros Stipa y Festuca. Se estima que el 45% de la superficie de la estepa está formada por estepas áridas de arbustos, otro 20% por pastizales de coirones, un 30% por la combinación de arbustos y pastizales y el 5% restante por cuerpos de agua (ríos y lagos), mallines y vegas.

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Entre los arbustos más comunes se encuentran el neneo (Mulinum spinosum), el calafate (Berberis heterophylla), el molle (Schinus sp.), el quilembai (Chuquiragua avellanedae), la mata de fuego (Anarthrophyllum desideratum), el colapiche (Nassauvia glomerulosa), la mata negra (Junellia tridens) y las jarillas del género Larrea.

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En cuanto a los pastizales, estos están conformados por coirones, gramíneas perennes de hojas duras y punzantes que forman matas bajas y compactas. Los más comunes son el coirón blanco o dulce (Festuca pallescens), el coirón amargo (Stipa speciosa), el coirón poa (Poa ligularis) y el coirón fueguino (Festuca gracillima).

Reptiles y anfibios.

Los reptiles están bien adaptados a los ambientes áridos de la estepa patagónica, de ahí que esta albergue un alto número de especies endémicas, como varias lagartijas del género Liolaemus, entre ellas la especie más austral del mundo entre los saurópodos, Liolaemus magellanicus.
También habitan la estepa los matuastos (Diplolaemus sp.), lagartos de cabeza grande, cuello estrecho, cuerpo robusto y extremidades cortas y los geckos (Hormonata darwini), saurios de hábitos nocturnos y dieta insectívora de la familia de las salamanquesas.

La yarará ñata (Bothrops ammodytoides) habita el noroeste de la provincia de Santa Cruz y es la serpiente venenosa más austral del mundo. En cuanto a los anfibios podemos citar la ranita patagónica (Atelognathus patagonicus) y la ranita de los basaltos (Atelognathus praebasalticus).
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Aves.

Más de 100 especies de aves habitan la estepa patagónica, esto sin contar las aves de ambientes acuáticos. Probablemente las más representativa y fácil de reconocer sea el choique o ñandú petiso (Rhea pennata), un ave grande y no voladora que pertenece al grupo de las ratites, aves provistas de largas y fuertes patas y que perdieron su capacidad de volar, por lo que carecen del esternón en forma de quilla propio de las aves voladoras. Se trata de grupo muy antiguo con origen en el supercontinente Gondwana.

A este mismo grupo pertenece el avestruz en África y el emú en Australia.

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Otro ave característica de los ambientes áridos son las martinetas o inambúes. En la Patagonia podemos encontrar la martineta común (Eudromia elegans) y la quiula patagónica (Tinamotis engoufi). También son típicas de los mallines, o zonas bajas inundables, las agachonas, que se desplazan en grupos pequeños entre la vegetación baja.

La más común es la agachona chica (Thinocorus rumicivorus). El loro barranquero (Cyanoliseus patagonus) habita en las estepas arbustivas donde se alimenta de los frutos que proporcionan los arbustos.

Entre las rapaces destaca el águila mora (Geranoaetus melanoleucus), aunque también se puede encontrar fácilmente aguilucho común (Buteo polyosoma), gavilán ceniciento (Circus cinereous), halcón peregrino (Falco peregrinus), halconcito colorado (Falco sparverius) y lechucita vizcachera (Athene cunicularia).
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Mamíferos.

Varias clases de mamíferos habitan la estepa patagónica, en general son de pequeño tamaño, aunque con algunas excepciones. El mayor de ellos y también el más representativo es el guanaco (Lama guanicoe), herbívoro de la familia de los camélidos capaz de pastorear los duros coirones y los brotes tiernos de algunos arbustos.

Es un animal gregario que forma grupos compuestos por un macho dominante, varias hembras y sus crías. Su principal predador es el puma (puma concolor), el felino de más amplia distribución en América, con presencia desde Alaska hasta el sur de la Patagonia.

Dos tipo de zorros habitan la estepa, el zorro colorado (Lycalopex culpaeus) y el zorro gris (Lycalopex gymnocercus), más pequeño. Ambos son territoriales, solitarios y de hábitos nocturnos, aunque se los puede ver en cualquier momento del día. Son oportunistas, por lo que su dieta es muy variada, incluyendo roedores, liebres y conejos, huevos, reptiles, insectos y también frutos y vegetales.
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Otro grupo de mamíferos presentes en la estepa son los armadillos, que pertenecen al orden de los edentados, exlusivo de América. Se caracterizan por tener el dorso y el cráneo cubiertos por placas articuladas que les sirven de protección.

También posen fuertes garras con las que excavan cuevas en las que hibernan. Los dos representantes de este grupo en la Patagonia son el peludo (Chaetophractus villusus) y el piche patagónico (Zaedyus pichiy).

La mara (Dolichotis patagona) es un roedor de gran tamaño, endémico de la estepa patagónica y de la región de monte. Su aspecto es similar al de una liebre, pero con patas mucho más largas. Son gregarias, llegando a formar grupo de hasta 70 individuos y se alimentan de hojas, tallos y raíces de una gran cantidad de vegetales.

Sus poblaciones se han visto fuertemente reducidas por la introducción de la liebre europea. También del grupo de los roedores, el chinchillón (Lagidium viscacha) habita en zonas rocosas y escarpadas, en ambientes desérticos o con escasa vegetación. Su pelaje es denso y suave de color castaño grisáceo.
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Por último otros mamíferos que habitan la estepa patagónica son el gato de pajonal (Lynchailurus pajeros), el zorrino patagónico (Conepatus humboldtii), la comadrejita patagónica (Lestodelphys halli), el huroncito (Lyncodon patagonicus) el hurón menor (Galictis cuja), el cuis chico (Microcavia australis) y el tuco-tuco (Ctenomys spp.).

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