Hace algún tiempo publicamos en este blog un post titulado: "El fútbol como expresión artística"; una entrada que hacía referencia a como "el fútbol es considerado un juego con arte (…) porque es inspiración y ésta es una facultad de los artistas (…). Hay acciones en el terreno de juego que son consideradas como verdaderas obras de arte, que hacen que el ser humano disfrute, se recree, produciendo placer, gozo y alegría”.
Hoy me quiero dedicar este post a algunos jugadores, los más habilidosos con el esférico, que gracias a la estética de sus individualidades, han convertido al fútbol en un arte y han despertado en muchas ocasiones el suspiro del respetable. Destacan de manera especial el póker de ases de la historia del fútbol: Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona.
– Di Stéfano. De la Saeta Rubia se ha escrito: “Di Stéfano era el segundo mejor jugador que regateaba, el segundo que más corría, el segundo que mejor pasaba, el segundo que mejor disparaba, el segundo que mejor defendía; en conjunto, pues, el mejor” . Pedro Escartín se refería a él así: “El delantero más completo de la historia. Jugaba en el área, en el centro y en la defensa. Un genio” . El nueve blanco –Balón de Oro en 1957 y 1959– era una especie de Leonardo Da Vinci sobre el terreno de juego, un renacentista polifacético en su dominio de la pelota. Ese carácter versátil en cualquier parcela del campo le ha valido para ganarse el apelativo de “la enciclopedia con botas”. Futbolista de los pies a la cabeza, Jaime Campmany lo retrataba del siguiente modo: “Quizás el teatro sea Shakespeare, la novela sea Cervantes, y la poesía Virgilio, y la pintura Rafael, y la música Beethoven. No sé. Todo eso es discutible, indeterminable y contrastable. Lo que sí sé es que el fútbol es Di Stéfano” . Y también: “Fue un jugador completísimo. Era capaz de defender en su área, recuperar el balón, comenzar el contraataque y llegar a tiempo de rematar a gol que ambos pies, de cabeza, de chilena o de tacón. Era un estajonivista con una calidad extraordinaria” . Miguel Muñoz le alabó igualmente por su versatilidad: “Con Di Stéfano en el equipo tenía la sensación de contar con dos jugadores en cada posición”. Su arte transpasó barreras y la revista norteamericana Life le dedicó una portada, algo insólito.
– Pelé. Del diez brasileño, del que ya hemos hablado, el seleccionador nacional Joao Saldanha apuntaba: “Pelé es al fútbol brasileño lo que Shakespeare a la literatura inglesa”. En una ocasión le preguntaron a Menotti: “¿Cómo se marca a Pelé?”. La respuesta de entrenador argentino lo dice todo: “Con una tiza”. No fue la única ocasión en que “el flaco” habló de la “perla negra”. Otra vez, en una entrevista, le dijeron: “¿Mejor que Pelé?”; y contestó: “No sé. Jesús, tal vez Dios”. Pelé forma parte de esos portentos futbolísticos que son intertemporales: “Un jugador excepcional. Organizaba el juego de su equipo, remataba prodigiosamente y poseía una condición física extraordinaria que le permitía regatear con gran facilidad. Su técnica, el modo de tocar el balón era insuperable” .
– Cruyff. Del 14 holandés, las críticas también fueron excelentes: “Un jugador extraordinario. Era inteligente, intuitivo, genial” . Después de catorce años de sequía, llegó él y el club catalán volvía a cantar el alirón. Cruyff gobernaba los partidos; era el amo y señor de la contienda, el rector del terreno de juego; mandaba sobre el césped y teledirigía el encuentro. Tenía autoridad, era el lugarteniente. Con su personalidad arrolladora, cuando él disponía, el partido se aceleraba; cuando volvía a querer, el partido se amansaba. Era lo que hoy día se dice, un líder, punto de referencia para sus compañeros y eslabón de unión de todo el equipo. Recibió el Balón de Oro en tres ocasiones (1971, 1973, 1974), único jugador junto a Michel Platini y Marco Van Basten que lo ha conseguido por partida triple.
– Maradona. El 10 argentino (D10S, como le denominaban) ha sido el que mayor técnica individual acumulaba en sus piernas; el que más placer daba observar cuando su pie acariciaba la pelota; la exquisitez en el terreno de juego; alta cocina futbolística. Era un gran malabarista con el balón; un prestidigitador que escamoteaba la pelota a su antojo y la volvía a hacer aparecer de nuevo también a su antojo. En definitiva, una especie de “Curro Romero” del césped. En la memoria de los aficionados españoles queda aquella jornada de liga en la que, militando en las filas del club hispalense del Sevilla, se dirigía a tirar un córner. En el camino se encontró una pelota de papel albal del bocadillo de algún aficionado que había lanzado al campo. Ni corto ni perezoso, lo elevó con su tacón y se dispuso a dar toquecitos como si de un balón reglamentario se tratase. La ovación fue de aupa. Otro recuerdo imborrable. Para Maradona el balón siempre ha sido su mascota, el mejor amigo del hombre.
También otros artistas contemporáneos han sido aclamados por su capacidad para encantar con la pelota Todas las definiciones van encaminadas a expresar el carácter plástico sobre la alfombra verde. Algunos ejemplos son:
– Romario: el “Harry Potter” de la pelota ha sido uno de los jugadores más técnicos de finales del siglo XX: “Duerme el balón con partes insólitas del cuerpo, lo acaricia para pasarlo y más que tirar, burla a los porteros”. Técnicamente, Romario es la quintaesencia de la capoeira futbolística, mezcla de danza con pelota. Un sexto sentido futbolístico que le permitía hacer cosas increíbles. Ha pasado más de una década, pero todos los que vimos en directo hacer una “cola de vaca” al jugador del Madrid Rafael Alkorta, en el Barça–Madrid del sábado 8 de enero de 1994, que acabó con un histórico 5–0. Aquella jugada nos tocó la fibra y de vez en cuando lo seguimos rememorando. Una acción inolvidable que ha quedado grabada en el archivo de genialidades del fútbol. Eso es arte.
– Ronaldo: “Dios con cara de niño”. Así lo calificó Valdano. Memorable fue la galopada que se dio en el estadio de San Lázaro en un Compostela–Barça la temporada 1996/97. Sesenta metros sorteando todo lo que le aparecía al paso con el balón controlado y vigilante de lo que sucedía a su alrededor. Aquel tanto le valió para conquistar un trofeo como segundo mejor gol en la historia del Barcelona. El eslalon del brasileño lo tituló el diario As como: “Pelé ha vuelto”. El hispano–argentino Juan Antonio Pizzi dijo refiriéndose a él: “Yo sólo soy un jugador de fútbol. Él no es de este mundo”. Su compatriota Jairzinho, extremo brasileño de la selección del 70, también le dedicó alabanzas: “Una mezcla de boxeador y bailarín, una combinación del cuerpo de Tyson y los pies Nureyev”; y el expresidente de la FIFA, Joao Havelange, lo dejó claro: “Ronaldo pertenece al patrimonio del fútbol mundial y entre todos debemos protegerlo”.
– Marco Van Basten: “el cisne de Utrecht” como fue apodado fue uno de los mejores jugadores de finales de los ochenta y principios de los noventa. En 1987 llegó al Milán donde ganó dos Copas de Europa (1989 y 1990), dos Copas Intercontinentales (1989 y 1990), dos Supercopas de Europa (1990 y 1991) y tres scudettos (1988, 1992 y 1993). Además, ganó con la selección holandesa la Eurocopa de 1988.
En 1986 le otorgaron como jugador del Ajax, la Bota de Oro como máximo goleador europeo con 37 goles; fue galardonado con el Balón de Oro en tres ocasiones: 1988, 1989 y 1992. El “llanero solitario” dominaba el difícil arte de jugar de espaldas a la portería. Rematador implacable, era un delantero centro clásico, goleador. En 1999 le proclamaron junto a Johan Cruyff el mejor futbolista holandés de todos los tiempos.
Algunas muestras de su talento fueron el cabezazo imposible al borde del área en el Bernabéu que puso al Milan en la senda de su tercera Copa de Europa (1989); o el póker que le endosó al Goteborg, con chilena incluida, un año más tarde; o sus épicos duelos con Köhler; o el memorable hat–trick a Inglaterra en la Eurocopa del 88; o su famosa volea de otro planeta con la que fulminó a Rusia en la tarde más gloriosa del balompié tulipán.
– Michel Platini: el capitán de los bleus. El 10. Con la camiseta a rayas de la vecchia signora (1982/87), Platini coleccionó títulos: dos Campeonatos de Italia, una Copa, una Recopa, una Supercopa, una Copa de Europa y una Copa Intercontinental. Y lo más importante, con el número 10 de la Juventus consiguió el título de capocanoniere (máximo goleador del campeonato de Italia, 1983) y el Balón de oro en tres ocasiones (1983, 1984, 1985), único jugador que lo ha conseguido por tres veces de manera consecutiva. Sir Bobby Charlton dijo de él: “Sublime para pasar el balón. Podía colocarlo a través de la cabeza de una aguja”. La precisión.
Quizás no están todos los que son, pero sin duda, si son todos los que están. La lista no es excluyente y otros nombres podrían haber sido incluidos. Citamos algunos: Eusebio Ferreira da Silva, Bobby Charlton, George Best, Mané Garrincha, Paolo Rossi, Roberto Baggio, Karl–Heinz Rummenige, Luis Suárez, Paul Breitner, Lothar Matthäus, Ruud Gullit, Gerad Muller, Garrincha, Ladislao Kubala, Ferenc Puskas, Paco Gento, Zico, Emilio Butragueño, Hugo Sánchez, Hristo Stoichkov, Bernd Schuster, Alexandro Del Piero, Michael Laudrup, Kaká...