¨El hedor acre de la sangre lo invadió y tuvo una arcada, pero consiguió reprimirla. Tampoco era momento para el vómito. Lo que ahora tocaba era enfundar el cuchillo, tomar la pistola y amartillarla.¨
Al terminar La estrategia del pequinés, me quedó la sensación de que un enorme autobús me había pasado por encima, un poco una sensación de vértigo, de haber sido arrollado. En serio.
¨…la antes blanca camisa de algodón ahora cubierta de sangre; la ceja derecha abierta; los ojos completamente amoratados; la nariz echa una fuente, sangrando por los senos pero también por una fractura vierta en el hueso; el hilillo escarlata que había comenzado a brotar del oído izquierdo.¨
Tenía muchas ganas de leer, de nuevo, a Alexis Ravelo; mucho más después de leer las reseñas tan favorables que está cosechando en mis blogs de referencia del género con ésta última novela que ha publicado con la editorial Alrevés.
De Ravelo leí hace cosa de un año Tres funerales para Eladio Monroy, novela que ya me gustó mucho y que hizo que el nombre de Alexis Ravelo se quedara gravado en mis neuronas.
En esta ocasión, Alexis no ha utilizado la figura de un detective como si hace en la serie de Eladio, tampoco hay policías, no hay periodistas, no hay, en definitiva, una figura central a modo de investigador como en las novelas clásicas del género. La estrategia del pequinés es más una novela de supervivientes, de segundas oportunidades, una novela de confabulaciones, dobles intenciones, traiciones. Una novela donde planea la tristeza y la desesperanza; esa que anida hondo en el corazón de los fracasados, de los desahuciados, de los que ya han vivido un par de vidas y han visto mucha mierda.
La trama nos sitúa en Gran Canaria, uno de los estibadores del puerto, uno de los hombres comprados por Júnior, la ha cagado a base de bien y les ha hecho perder mucho dinero en cocaína. Júnior ha de responder por la pérdida a sus superiores y devolver en efectivo las ganancias que la mercancía hubiese alcanzado en el mercado. Para ello, y ante la imposibilidad de reunir el dinero a tiempo, Júnior traza un plan para dar un palo a lo grande y conseguir un increíble botín que lo saque del apuro y de paso le permita tener grandes beneficios.
Ravelo empieza dando un buen puñetazo en la distraída cara del lector, nada más empezar nos asesta un brusco, aunque no extremadamente fuerte, derechazo para avisarnos que lo que estamos a punto de leer no es una novela romántica, no es un folletín, no es ligero ni suave como la seda de un camisón de noche; nos da nada más empezar, como el padre que le da una colleja a su hijo sin motivo, para avisarlo, para advertirle que preste atención, que no se distraiga. Es un momento de subidón, son unas pocas páginas, nada más empezar, que nos pondrán en guardia, que nos hacen conectar inmediatamente con la novela, con la historia.
A partir de ahí la novela se abre como un gran valle al salir de un oscuro túnel, esa primera subida de pulsaciones, deja paso a un ritmo más tranquilo pero muy ágil, donde conoceremos a todos los personajes, como un catálogo de perdedores, de almas marcadas, de segundones hundidos en el fango buscando nuevas oportunidades. Veremos, conoceremos, desgracias y sueños, pasado y presente de los que conforman el íntimo y reducido rompecabezas que poco a poco ira encontrando encaje, ira formando una historia, un dibujo, un drama.
Hacia la mitad, la novela vuelve a acelerar, el entramado va encajando, cada pieza se coloca en su lugar y uno se ve abocado a olvidar el resto del mundo, solo existe La estrategia del pequinés, solo existe Cora, el Palmera, el Rubio…y se hace un pequeño nudo en el estómago, porque la suerte a veces es solo de unos pocos, de unos elegidos, y el nudo crece y crece y…
Gran Canaria es un excelente escenario para una novela como esta, Ravelo sabe jugar las cartas; una isla, delimitada por el mar, de donde no se puede apenas salir, donde las oportunidades no son las de la península, donde el futuro se ve con los ojos entrecerrados, donde la crisis golpea más fuerte, donde buscarse la vida honradamente es, seguramente, más difícil, una isla, como alegoría al sentimiento de muchos de los personajes de la novela, perdidos, abocados a la ilegalidad como única salida en un pedazo de tierra donde las oportunidades son escasas y los que las buscan demasiados.
Es ésta, indiscutiblemente, una muy buena novela negra; como dijo Paco Camarasa en la presentación que Alrevés hizo en Negra y Criminal: Alexis Ravelo es un escritor consciente de que es un escritor de novela negra, y que además, le gusta. Estamos muy de acuerdo con Paco. Alexis sabe tratar al lector de género, sabe dosificar la tensión, el ritmo, domina a la perfección los giros, el caudal de información que nos va facilitando, los efectos, sabe jugar con la dichosa empatía, que nos asesta un buen par de golpes en la novela, sabe y es consciente de qué debe hacer para tenernos pegados a él, a su historia, a lo que nos quiere contar. Ravelo juega con ventaja y sabe cómo engañarnos, hacernos bajar la guardia, y eso en un buen escritor, es muy peligroso.
La estrategia del pequinés
Alexis Ravelo
Ed. Alrevés 2013
312 páginas.