De todas las constelaciones que podemos observar cuando levantamos la mirada en un cielo nocturno, la constelación de Orión es una de la que más ha llamado la atención a los ojos de la humanidad desde que empezamos a introducirnos en la ciencia del universo. De sus estrellas les presento Betelgeuse.
Betelgeuse se encuentra a más de 450 años luz de distancia de la Tierra y su nombre viene del árabe ‘’ibt – al – jauzá’’ que traducido al castellano significa ‘’el hombro del gigante’’. Es una supergigante roja (MII) de un tamaño gigantesco, abarcando más de 300 soles.
Su luminosidad es variable situándose en un promedio de 0,9. Al ser roja quiere decir que su temperatura no es tan elevada como otras estrellas azules de esta misma constelación (más o menos 3450 Kelvin) y se cree que su viento estelar es mil millones de veces más fuerte que nuestro sol. En los meses invernales forma un triángulo junto con las estrellas Siro (Alfa Canis Maioris) y Procyon (Alfa Canis Minoris).
Betelgeuse está en las últimas fases de su vida como estrella. Los expertos apuntan a que ya ha entrado en el ciclo del carbono por lo que a Betelgeuse ya no le queda más hidrógeno que fusionar. Una vez agotado el carbono fusionará otros elementos hasta llegar al hierro que no puede fusionarse y entonces el final de Betelgeuse se califica como una supernova de tipo II, pero esto sucederá en los próximos millones de años.
Patrick Geryl explica lo que ocurrirá: ‘’En el momento en que Betelgeuse se desintegre (y no hay fuerza de la naturaleza que pueda impedirlo), lo hará con tanta velocidad que la temperatura y la presión circundante aumentarán enormemente. Entonces se producirá una inmensa explosión nuclear, semejante a una súper bomba de hidrógeno. La explosión será visible desde la Tierra’’. Así se convertirá en la supernova antes mencionada.