Lamentablemente sólo los que sepan catalán van a poder disfrutar de estos 30 minutos: la alocución de David Fernández, representante (pues estoy seguro que hasta le repugna la palabra líder, dirigente, cualquiera que implique una situación jerárquica o jerarquizante) de la CUP, Candidatura d'Unitat Popular, y mencionado en mi anterior post, a raíz de su aspecto poco solemne. Discurso ejemplar el suyo, ante un auditorio en el que, es consciente, la gran mayoría lo contempla como una especie de bicho raro radical que se les ha colado por una grieta que su sistema no debería tener. Mencionando a poetas, a escritores, a filósofos, reclamando justicia no sólo local sino global, afeando actitudes que no le merecen más que desprecio. Cuántos más como este hombre nos hacen falta, cuántos votos más obtendría de repetirse elecciones hoy tras oír sus palabras, cuánto peso en la conciencia de líderes de partidos que se autodenominan de izquierda, contemplar no sólo su vehemencia sino su valentía (la que define como término medio entre cobardía y temeridad), y ver cómo un recién llegado (positivo, ellos le llamarán parvenu en negativo) les da lecciones de todo tipo: tantas como caben en 30 minutos.
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