En anteriores ocasiones, cuando he hecho ronda de lectura año a año, no era el elegido por varios motivos como que me llamaban más otros títulos (por ejemplo, la colección de Jane Austen que adquirí es de ese año), pero también porque es bastante tocho (tiene unas 550 páginas) y estaba convencida a estas alturas que no me iba a gustar. Veamos si se ha cumplido esa predicción.
Argumento El nº 66 de la calle Star, en Dublín, es un pequeño bloque de cuatro plantas al que llega una presencia que nadie puede ver, pero que sigue a todos los que allí viven, descubriendo sus historias, sus secretos y sus pasados.Empezando de arriba hacia abajo, en el ático reside Katie, de casi 40 años y relaciones públicas que se encarga de controlar y llevar a donde deben estar a los famosos que actúan en la ciudad. Su novio es Conall Hathaway, cuyo trabajo, por el que le pagan una millonada, es ir a las empresas que otras mayores absorben para hacer despidos y reorganización de lo salvable. Vamos, todo un tiburón adicto al trabajo. Y le tocó encargarse de la empresa de Katie.
En el siguiente apartamento vive Lydia, una taxista veinteañera que comparte piso con dos polacos con los que no se lleva precisamente bien. Uno de los motivos de la tirantez entre ellos es que la chica se niega a fregar ningún cacharro.
Ya en la primera planta vive Jemima con su perro Rencor. La anciana se dedica a leer las cartas por teléfono con sorprendente acierto aunque ella procura que el tiempo de las llamadas sea mínimo para que no se arruinen las, mayormente, mujeres que usan el servicio. Para su alegría, su atractivo hijo Fionn va a pasar con ella un tiempo ya que le han contratado para presentar un programa de jardinería.
Por último, en la planta baja, quienes viven son el matrimonio formado por Matt y Maeve. Una pareja que no podrían estar mejor hechos el uno para la otra. Sin embargo, hay algo que se interpone en su aparente felicidad. Reseña Debo decir que no podía estar más equivocada con lo que creía que me iba a encontrar. El libro me ha gustado mucho y me ha sorprendido. Tengo entendido que Marian Keyes fue una de las precursoras del llamado subgénero romántico chick-lit, un subgénero con fama de superficial. De mejor a peor, las lecturas que he hecho que se podrían meter ahí serían Susana and Co., Y lo que surja y Un amor inesperado. Nada para echar cohetes realmente y el último, directamente, horrible. De hecho, por lo que he estado leyendo, la propia Keyes renegó del término durante mucho tiempo. Sin embargo, si todo lo que he leído chick-lit fuese como este libro, estoy segura de que no tendría tan mala fama y yo misma no tendría una imagen tan negativa del mismo.
El libro empieza planteando un gran misterio: ¿Quién o qué es esa presencia que nos narra y sigue a quienes viven en ese bloque? ¿Un fantasma? ¿Un ángel? Esa intriga aumenta cuando caemos en el detalle que los capítulos hacen una cuenta atrás empezando desde el día 66. ¿Qué sucederá cuando la cuenta atrás llegue a cero?
A pesar de esa intriga inicial, debo poner el único pero que se me ocurre al libro, y es que me costó engancharme y entrar a la historia. Estaba siguiendo las vidas de unos personajes sin conflictos y sin que pareciese que tuviesen nada destacable. Error. Como suele pasar con las personas a las que conocemos, no es hasta que el trato se hace más íntimo o pasamos más tiempo en su compañía que no descubrimos que cada cual carga su cruz y tiene sus propios problemas. Pues esto es lo que pasa en este libro. Vamos viendo cosas que en principio no chirrían pero acabamos descubriendo que detrás de ellas hay más de lo que parece. Quizás el ejemplo más claro que os puedo poner es el porqué a Lydia no le da la real gana de fregar un triste cacharro, algo que obviamente cabrearía a cualquier compañero de piso. Una vez empiezo a ver que el libro no es lo superficial y hueco que me temía, el enganche aumenta hasta un final mucho más intenso de lo que habría podido imaginar.
Con todo, el estilo es muy liviano y los capítulos pasan rápido. No es un libro para reír, pero en muchos pasajes tienes la sonrisa en la boca. Si al principio leía unas 30 páginas cuando cogía el tocho, creo que la noche que lo terminé cayeron más de 100.
Con ese tono tan liviano sorprende los temas tan espinosos que acaba tocando. Si se sabe leer entre líneas, algunos los descubriremos o intuiremos antes de que la autora nos los ponga sobre la mesa directamente. No quiero decir cuáles son para no quitar la sorpresa a quien se anime a leerlo, pero si lo mismo el saber cuáles son los que están ahí os motiva a pillar el libro, entonces lo pongo como destripe y que ya cada cual decida. Así, estos temas duros serían [Destripe] el infradiagnóstico en mujeres, la carga de los cuidados sobre las mujeres, violación y puesta en duda del testimonio de la víctima, depresión, ideas suicidas, la madurez y lo que supone socialmente para una mujer llegar a los 40, infidelidad, familia que no da apoyo... [Fin de de destripe]. Me limito a decir que si alguien me hubiese dicho que se podría asegurar que este libro toca temas con enfoque feminista me habría reído en su cara. Marian Keyes ha entrado en mi lista de autoras de las que buscar todos sus libros para leerlos en un futuro. Espero que estén a la altura de éste.
En cuanto a la parte romántica del libro, hay un poco de todo. Tenemos a Maeve y Matt que tienen una historia preciosa y un poco rara de cómo se unieron, a Lydia que vive más libremente las relaciones o a Katie y Conall con las dificultades fruto de la falta de confianza de una y del exceso de trabajo del otro. Entre algunos de ellos se interponen otros personajes y la cosa se complica, pero el final de todas las historias me ha parecido satisfactorio.
En definitiva, un libro al que quizás le cuesta un poco arrancar aunque tiene su motivo para ello. El puñado de personajes al que seguimos es muy variado, algunos caerán mejor que otros, de ahí que sea bueno que haya un elenco bastante amplio. Toca temas muy interesantes y, aunque son muy duros, lo que prima es un enfoque ligero y de personajes que se sobreponen a las dificultades.