Ayer, miércoles 23 de marzo, desaparecía la última gran estrella de Hollywood. Moría Elizabeth Taylor, a los 79 años de edad, dejando tras de sí una brillante carrera artística, ocho matrimonios, una pasión desenfrenada por las joyas y una lucha incondicional contra el sida, enfermedad que se llevó a muchos de sus fieles amigos.
Acriz precozElizabeth Rosemond Taylor nació en Londres el 27 de febrero de 1932. Era la segunda hija de una pareja de emigrantes estadounidenses, Francis Lenn Taylor, comerciante de arte, y Sara Viola Warmbrodt. Liz vivió muy poco tiempo en el Reino Unido; antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a Los Angeles con su familia. Su madre, que en su juventud había sido actriz, quería que Elizabeth fuera artista, por lo que desde pequeña la introdujo en el mundo de la interpretación.
Con sólo 10 años consiguió entrar en los estudios Universal debutando en una película que fue un completo fracaso. Pero poco tiempo después le llegaba el éxito de la mano de la Metro Goldwyn Mayer, productora que la contrató para La cadena invisible. Había nacido la niña prodigio. A los 12 años National Velvet la hizo famosa.
La gata consagradaTras protagonizar varias cintas de éxito como una versión de Mujercitas o El padre de la novia, empezó a rodar los que serían sus grandes títulos. Gigante (1956), junto a James Dean y Rock Hudson, El árbol de la vida (1957), junto a Montgomery Clift, La gata sobre el tejado de zinc (1958), al lado de Paul Newman, fueron algunos de sus grandes éxitos que la consagraron como actriz de Hollywood.
La Cleopatra más caraEn 1963 rodó la que fue la superproducción más cara hasta el momento y en la que cobró como una auténtica estrella. Por su papel de Cleopatra llegó a cobrar un millón de dólares.
A partir de la década de los 70 la luz de Taylor se fue apagando en el mundo del cine y sus últimas apariciones en la gran pantalla fueron cada vez más esporádicas. Dedicó parte de su tiempo a las series de televisión y al doblaje.
Sin embargo, Liz se podía sentir satisfecha de su éxito que se vio recompensado con dos Oscars por Una mujer marcada (1960) y ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1966), otras tantas nominaciones, y otros premios como el Globo de Oro y el Bafta.
La Dama de los ocho matrimoniosLiz Taylor, nombrada Dama del Imperio Británico por la reina Isabel II en el año 2000, se casó ocho veces, dos de ellas con Richard Burton, quien fue el gran amor de su vida, a quien había conocido en el rodaje de Cleopatra. Tuvo dos hijos y dos hijas, una de ellas adoptada.
La mujer comprometidaAdemás de ser una gran actriz y vivir una agitada vida amorosa, Liz Taylor se centró en sus labores humanitarias en la lucha contra el sida. La muerte de su gran amigo Rock Hudson de esta terrible enfermedad la marcó para siempre y emprendió su personal cruzada que le valió el reconocimiento internacional y el premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1992.
Una insuficiencia cardiaca se llevó a la que es quizás la última gran estrella del gran Hollywood del siglo XX.