“Estrella Sublime” sigue en plena forma y arrasando en la Sala Cero de Sevilla, lleno absoluto en cada nueva representación. El público sevillano esta rendido a esta obra cómica, en la que una amargada camarera está relatando sus penas mientras recoge el bar para cerrar el negocio y en ese momento se le aparece una virgen y comienzan a tener un diálogo divertidísimo.
La clave es que Sevilla se ríe de Sevilla, de esa indiosincrasia tan particular que tiene “una parte” de esta ciudad, con su modo de ver el mundo desde lo religioso, desde la moral cristiana. Aunque realmente “Estrella Sublime” divierte a todos y todas, porque supera esta indiosincrasia y trata temas universales como el amor, el sexo, la frustración vital, el deseo de ser y hacer otras cosas etc.
Ésta obra funciona porque está medida, porque cada detalle está cuidado, la escenografía, el vestuario, los textos, las acciones de los personajes, y por supuesto las excelentes interpretaciones de las dos actrices, con una Lola Marmolejo en estado de gracia, con un personaje para la historia y una variedad interpretativa a la altura de las grandes.
La primera canción creo que sobra, entiendo el sentido de realizarla, es necesario dejar respirar al público, bajar para volver a subir, pero a mi entender con esa propuesta no consiguen mantener el nivel de la obra, algo se rompe en ese momento, aunque luego reanudan y rápidamente nos enganchan de nuevo.
Tengo la confianza de que seguirá con nosotros muchos años más, están en plena forma, el público las adora, y su continua transformación hace que el público repita cada año, larga vida a “Estrella Sublime”, larga vida al teatro.
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