No hay otra etapa en la vida de nuestros hijos tan letal para nuestra espalda como cuando aprenden a andar. Ese periodo de tiempo en el que la nueva capacidad les fascina en la misma medida que les agota, cuando no están en brazos más que un ratito en el que se van revolviendo para poder verlo todo.
Podríamos pensar que los ratos son tan cortos que nos puede compensar llevarle sólo en brazos y olvidarnos de cualquier portabebé, pero un par de días porteando en brazos nos harán cambiar de opinión, así que he pensado en ahorraos ese dolor de espalda y darle un repaso a qué podemos esperar de cada portabebé en esta situación.
La reina indiscutible para este periodo es la bandolera, su sencillo modo de ajuste, la rapidez con la que nos la podemos intercambiar con otro porteador y la amplitud visual que proporcionan al niño hacen que sea sencillamente perfecta. Lo negativo es que si el peque se cansa de verdad o se duerme, al ser un portabebé que carga el peso sobre un solo hombro hace que resulte incómoda al cabo de un rato, sobre todo si nuestro cangurín tiene un peso importante. Y aquí una mención especial a las bandoleras de malla, como el Suppori y el Tonga, que nos caben en cualquier bolsillo cuando no los estamos usando, aunque el soporte que ofrecen no es comparable al de una bandolera de anillas. Los pouch también son fáciles de poner y quitar, quedando reducidos a su máxima expresión cuando no se usan, pero lamentablemente al ir con tallaje puede ser muy complicado intercambiar portabebés con nuestra pareja si nos cansamos en un rato largo.
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Los fulares tejidos también son muy versátiles en esta etapa. Yo me decantaría por nudos rápidos que dominemos porque tendremos que anudar y desanudar varias veces en poco tiempo, y si tardamos en hacer el nudo el paseo se nos puede hacer eterno. Lo mejor del fular en esta situación es que una talla larga nos permitirá hacer nudos simples pero también nudos largos si necesitamos portear un rato más largo. La solución intermedia de un nudo con preanudado nos servirá solamente si nuestro peque es un peso ligero o si no vamos a estar mucho rato, ya que el ajuste que se hace al preanudar no es tan efectivo. Lo peor es que cuando el niño está descubriendo mundo ocupan bastante y en épocas calurosas nos puede resultar incómodo llevarlos enrollados sobre el cuerpo.
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Los portabebés de tipo asiático, como meitais o podaegis también resultan muy cómodos en esta etapa por su rapidez en el ajuste, además suelen servir para diferentes tipos de tallas. Además cuando no los necesitamos se doblan muy fácilmente y son cómodos para guardar en un bolso.
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Las mochilas ergonómicas también son estupendas para poner y quitar en un pispas. Además tienen la inmensa, increíble y grandiosa ventaja que es un portabebés al que los padres no le tienen “miedo”, quizá porque como se ven mucho por la calle (aunque no todas ergonómicas, lamentablemente) y las tenemos por más cotidianas. Por otra parte son grandes para guardarlas cuando el niño camina, aunque la mayoría nos dan la opción de mantenerlas en la cadera.
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Después de todo esto espero que tu etapa “sube y baja” sea más llevadera, y si tienes algún truco que quieras compartir con nosotros, recuerda que tienes siempre a tu disposición nuestro Facebook y Twitter si no te apetece enviarnos un correo electrónico. ¡Feliz porteo!