La vida de muchos artistas, sobre todo aquellos pintores modernos y vanguardistas del siglo XX, estuvo rodeada de muchas mujeres. Mujeres que se convirtieron en musas, modelos, compañeras, amantes. Gustav Klimt no fue una excepción. Muchos de sus cuadros inmortalizaron a aquellas mujeres que formaron parte de su vida y que incluso llegaron a darle hijos ilegítimos. Pero de entre todas aquellas mujeres, una sobresalió por encima de todas, quizás por todos los misterios que rodearon su relación. Desde bien joven mantuvo una estrecha relación de amistad con Klimt, quien se había convertido en el cuñado de su hermana, y hasta la muerte del pintor estuvieron siempre juntos. Pero no queda del todo claro si su relación fue simplemente de amistad o llegaron a ser amantes. Se especula incluso con la posibilidad de que el famoso cuadro de Klimt, El beso, fuera una recreación de Gustav y Emilie.
Al margen de las especulaciones, Emilie Flöge fue una dama de la sociedad vienesa de principios de siglo que dedicó su vida al diseño de moda. La tienda que abrió con su hermana Helene fue un referente llegando a vestir a las mejores aristócratas de Viena. Primer contacto con Klimt Emilie Louise Flöge nació el 30 de agosto de 1874 en Viena. Hija de un fabricante de pipas de mar, Hermann Flöge, tenía un hermano y dos hermanas. Es probable que Emilie no conociera a Klimt hasta 1891, cuando una de sus hermanas, Helene, se casó con un hermano del pintor, Ernest Klimt. La joven pareja tuvo una niña, quien recibió el mismo nombre que su madre. Cuando Helene quedó viuda cuatro años después de su boda, Gustav se convirtió en tutor y protector de su joven sobrina. Así, desde sus diecisiete años, Emilie y su familia introdujeron a Gustav en sus vidas. Las hermanas Flöge

Emilie Flöge y Gustav Klimt
Emilie empezó a trabajar como costurera. El mismo año de la muerte de Ernest, su hermana Pauline, abría una escuela de moda en la que empezó a trabajar Emilie. Al cabo de los años, en 1904, la pequeña de los Flöge creó un salón de moda con la ayuda de su otra hermana Helene. La tienda, conocida como Schwestern Flöge (Hermanas Flöge) se convirtió en centro de la moda vienesa. Situada en la Mariahilfer Strasse, la tienda de las hermanas había sido diseñada por el arquitecto Josef Hoffmann. Fue un éxito rotundo. En ella colaboró también Gustav con algunos diseños. Emilie se convertía así en una mujer de negocios relacionada con el mundo del arte y de la sociedad bohemia de la última Viena Imperial. En sus viajes aprendió de otros grandes nombres de la moda como Coco Chanel, Christian Dior o Rodier. El éxito del lucrativo negocio de las hermanas Flöge empezó a decaer con la llegada del Tercer Reich a Austria. Después de la anexión o Anschluss, en 1938, muchas de sus clientas habían marchado de Viena por lo que la demanda cayó en picado. Con tristeza, Emilie y Helene tuvieron que cerrar la tienda. Aun mantuvieron durante un tiempo su trabajo desde el apartamento de la Ungargasse donde realizaban algún encargo puntual. El beso de Klimt
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