Foto: elsoldesantiago.com
El otro día mi esposo me dice, ¿Sabes? Desde que nos mudamos a Florida ya casi no digo palabras obscenas. En serio, y eso ¿porqué? A lo que me contesta, porque aquí no hay tanta gente haciendo burradas en la calle y hace meses que no sé lo que es un boquete en la carretera. A lo que yo le contesto: Muy bien mi amor, eso me legra porque no es bueno que estés tan alterado por tu condición de salud. Entonces ahí mi mente voló al tapón de las 6:30 de la mañana en el expreso desde Dorado hasta Bayamón. Allí se veía todo tipo de cosas. Mujeres maquillándose al volante, tasa del café en mano, el radio con el bachateo a todo dar y porque no, el amarga ‘o que amanece tocando bocina porque se levanto tarde y va mentándole la madre a todo el que se le cruza de frente. Luego de todo ese espectáculo, al fin llego a la salida que me conducirá a la carretera 5 en Bayamón y “placatun” como si tuviera un contrato con Carreteras caigo en el mismo hoyo de todos los días. “Puñe… marrayo palta el hoyo”. Después de transitar tantos años por las mismas carreteras deterioradas hasta le coges cariño a los hoyos y si de casualidad asfaltan alguno lo extrañas como si fuera parte de tu diario vivir. Subiendo la carretera 172 de Caguas a Cidra hay un hoyo al lado derecho del carril por una tubería que bota agua. Desde que soy niña ese hoyo esta allí y si cuando yo regrese a Puerto Rico ese hoyo no está allí, te juro que lloro. Cuéntame si hay un boquete cerca de donde vives que le hayas cogido cariño. ¿Cuál es tu exclamación al coger un inevitable boquete?