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La expedición de los Hermanos Nodal y Diego Ramírez al Cabo de Hornos

Por Manu Perez @revistadehisto

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La expedición de los Hermanos Nodal y Diego Ramírez al Cabo de Hornos

Tiempo de lectura: 8 minutos

En pleno Océano Antártico, a unos cien kilómetros al suroeste del Cabo de Hornos y a 56º 32’ de latitud sur, se encuentra un archipiélago que lleva un nombre español, Diego Ramírez, en honor a uno de los más grandes cartógrafos y cosmógrafos españoles de toda su Historia.

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En el mes de febrero de 1619 la expedición de dos naves comandada por los hermanos gallegos  García de Nodal (Bartolomé y Gonzalo) y el cartógrafo valenciano Diego Ramírez de Arellano, son los primeros españoles en doblar el Cabo de Hornos tras cartografiar el extremo sur del continente americano. Esta expedición fue también la primera en circumnavegar la Isla de Tierra de Fuego, descartando por completo su pertenencia a la tierra austral y recorriendo el trayecto desde la entrada al Estrecho de Magallanes al Estrecho de Le Maire en solo tres días.

Los antecedentes

Desde que en 1520 la expedición española comandada por Hernando de Magallanes abría el paso interoceánico que lleva su nombre, los gobiernos y navegantes de otras naciones mostraron su interés por el descubrimiento de Magallanes, y así Francis Drake pasa en 1578 del Atlántico al Pacífico por una latitud un poco más meridional durante su viaje de circunnavegación, haciendo lo propio el también  inglés Thomas Cavendish pero a través del Estrecho en 1587. Fracasaría en una tentativa semejante el pirata Richard Hawkins en 1594.

Seis años después, con muchos contratiempos y centenares de bajas, hace el mismo trayecto  el holandés Simón de Cordes, que tomó el mando por muerte del jefe anterior, Jacob Mahu y casi un lustro después el también holandés Oliver van Noort  y el alemán Georg van Spilbergen, al mando de una flota holandesa consiguieron atravesarlo y asolar las costas del sur chileno; ya en 1615 y en la expedición quizá más trascendente los capitanes Schouten y Le Maire partieron desde Holanda  con el ánimo de hallar una derrota que burlase los privilegios oficialmente concedidos en su país a los buques de la Compañía de las Indias Orientales.

Llegados a la boca atlántica del Magallanes, donde se les incendió y perdió el más pequeño de sus barcos (el yate Horn), siguieron en el navío Unity hacia el sur, y en enero de 1616 descubrieron la isla llamada de los Estados (en recuerdo de los Estados Generales de su país), separada de la Tierra del Fuego por el estrecho de Lemaire, y más tarde el cabo de Hornos (Horn era el lugar de nacimiento de Schouten).  Esta expedición consiguió nuevos descubrimientos en la zona más austral de Sudamérica y con ello atrajo la atención estratégica de España y determinó la empresa náutica más conocida de los hermanos Nodal. Felipe III no podía permitir el constante merodeo por sus territorios de las potencias navales enemigas pero igualmente debía comprobar los avances de éstos en la zona

Los Hermanos Nodal

El gallego Bartolomé García de Nodal – posiblemente el mayor de los dos – se embarcó por primera vez  con dieciséis años de edad, sin salario, en la Armada de la Mar Océana que comandaba Alonso de Bazán, practicando el corso por las costas de Bretaña trasladándose luego a las islas Terceras (Azores) y finalmente en la armada de Pedro de Zubaur con el que  participó en numerosas acciones en las costas de Irlanda y Gran Bretaña en defensa de los católicos de aquellas islas, así como en la custodia de las flotas que venían del Caribe y en actividades bélicas en las costas de Berbería

Su hiperactivo hermano Gonzalo se embarcó con doce años en la misma flota de Bartolomé y participó con él en diversas acciones hasta que pasó a las órdenes del almirante Martín Padilla y fue nombrado capitán de un navío. Entre sus numerosas acciones se cuentan el haberse apoderado de varios barcos ingleses en el Canal de la Mancha a los que trasladó hasta el puerto de Ferrol, siendo así que a su regreso abordó y hundió otro más apresando a su tripulación y se apoderó de un navío holandés. Su gran experiencia naútica le llevó a dirigir construcciones navales con el cargo de superintendente de los galeones de La Coruña. La expedición ordenada por Felipe III le juntaría nuevamente con su hermano

Diego Ramírez de Arellano

Marino, cosmógrafo y piloto mayor de la Casa de Contratación, este valenciano de Xátiva, efectuó sus estudios en Valencia y Sevilla y pronto adquirió gran celebridad como cosmógrafo, aunque lo cierto es que no tuvo gran experiencia como navegante hasta la expedición de reconocimiento del Estrecho de Magallanes y de la Tierra del Fuego con los hermanos Nodal

Sin embargo, Ramírez fue un gran innovador al aplicar los adelantos científicos de su tiempo a la navegación, lo que le permitió comprobar con métodos basados en la observación directa el acierto o error de sus teorías. Sus observaciones sobre las mareas y las direcciones de las corrientes, los métodos para corregir el rumbo y la manera de trazar cartas marinas  supusieron grandes avances para el siglo XVII que comenzaba y le hicieron acreedor al cargo más alto de la época para un cartógrafo, siendo nombrado en 1620 piloto mayor de la Casa de Contratación de Sevilla, cargo que ostentó durante el resto de su vida

La expedición

Tras las incursiones inglesas y holandesas mencionadas, Felipe III ordenó  en 1618 que se formara una expedición de reconocimiento de la zona  que comenzó con el viaje de los hermanos Nodal a Lisboa – entonces España y Portugal estaban dinásticamente unidas por Felipe III – para dirigir la construcción de dos carabelas de 80 toneladas de porte, que llevarían una dotación de 40 hombres, además de cuatro cañones y  víveres y pertrechos para diez meses; sus nombres, Nuestra Señora del Buen Suceso, capitana al mando de Bartolomé, y Nuestra Señora de Atocha, a cargo de Gonzalo; conseguir marineros para una travesía tan peligrosa obligó a adelantar los salarios, haciéndose a la mar a finales de septiembre del mismo año y advirtiéndose pronto la gran ligereza de las carabelas al navegar a pesar de que su cubierta embarcase agua de forma excesiva. Tras recalar al nordeste de Rio de Janeiro en noviembre y realizar algunas reparaciones y cambios en la tripulación pusieron proa al Sur y el 3 de enero de 1619 estaban ante el cabo Sardinas, en torno a los 45° meridionales.

Continuaron rumbo Sur y a mediados del mes de enero navegaron frente a la embocadura oriental del estrecho de Magallanes persistiendo no obstante en su rumbo inicial hasta avistar, el día 22, la entrada del estrecho de Le Maire. Los hermanos Nodal pusieron al estrecho el nombre de San Vicente, por ser ésta la festividad del día, pero el cambio de nombre no prosperó y el propio Ramírez de Arellano lo anotó en su derrotero con el nombre original, afirmando que prefería llamarlo así para no quitar a su descubridor la gloria de su hallazgo;  siguiendo los derroteros trazados por Schouten y Le Maire, efectuaron la exploración del estrecho y Diego Ramírez  demarcó todos sus pasos y describió y registró todas sus costas y cabos, resultando reseñable que a uno de los mismos le llamó Setabense en honor a Xátiva, su ciudad natal.

El Cabo de Hornos y el archipiélago Diego Ramírez

A principios de febrero estaban frente al cabo de Hornos, cuya posición exacta calculó Ramírez de Arellano en 56º de latitud sur, corrigiendo así en casi dos grados el error de situación de las cartas de navegación de los holandeses. Pusieron al cabo el nombre de San Ildefonso, pero esta modificación tampoco prosperó perdurando hasta hoy la de “Horn” de sus descubridores (Hornos en su forma españolizada). Doblado el Cabo y azotados por los fuertes vientos, el frío y la nieve, siguieron rumbo suroeste, hasta que el 12 de febrero de 1619, descubrieron un archipiélago que recibió el nombre de Diego Ramírez en honor al cosmógrafo; situadas a  56º 32’ de latitud sur, las islas de Diego Ramírez forman dos grupos, separados por un canal de cuatro kilómetros de anchura que recibió el nombre de Nodal, mientras que las dos islas de mayor tamaño siguen llevando en la actualidad los nombres de Bartolomé y Gonzalo y otros islotes nombres como Pontevedra (lugar de nacimiento de los Nodal) o Santander. Desde allí las carabelas pusieron rumbo al noroeste hasta avistar las islas Cuatro Evangelistas que señalaban la entrada occidental del estrecho de Magallanes, el cual recorrieron teniendo diversos encuentros pacíficos con los patagones y efectuando un reconocimiento de todos sus accidentes geográficos hasta llegar al cabo Vírgenes en el mes de marzo, completando de esa forma la primera circunnavegación de la Tierra del Fuego.

Desde allí pusieron rumbo a Brasil para continuar después su singladura hasta España, arribando – previo encuentro con piraratas franceses ingeniosamente burlados por los hermanos Nodal – el 7 de julio en Sanlúcar de Barrameda, desde dónde los Hermanos Nodal y Diego Ramírez partieron a informar al rey y al Consejo de Indias. Todos ellos dejarían huella escrita de la expedición; los dos primeros en su:

Relación del viaje que por orden de su Magestad y acuerdo del real Consejo de Indias hizieron los capitanes Bartolome Garcia de Nodal y Gonçalo de Nodal para el descubrimiento del estrecho nuevo de San Vicente y reconocimiento del de Magallanes y Diego Ramírez en el Reconosimiento de los estrechos de Magallanes y de San Viçente con algunas cosas curiossas de navegación.

Curiosamente fue en 1621 cuando se publicó en Madrid la relación del viaje escrita por los hermanos Nodal, mientras que la crónica de Ramírez de Arellano  con más  anotaciones náuticas, hidrográficas y astronómicas, no pasó por la imprenta hasta el año 1866.

Las consecuencias

A pesar de que la expedición no tuviese efectos estratégicos aparentes y de que seguía siendo muy complejo  mantener asentamientos o baluartes militares y navales en lugares tan  inhóspitos y lejanos, lo cierto es que la expedición ofreció resultados más que aceptables; aclaró rigurosamente  el alcance y situación de los hallazgos holandeses, alcanzó la mayor latitud austral navegada hasta entonces por españoles descubriendo nuevas tierras y llevó a cabo un detallado reconocimiento del difícil paso magallánico que años después serviría de base a la ilustrada cartografía de Churruca y Ceballos en la expedición de la “Santa María de la Cabeza”.

Así mismo, resulta especialmente reseñable el mérito y la pericia de los hermanos Nodal como navegantes: dirigieron la construcción de unas carabelas que acreditaron sobradamente su eficacia; lograron no alargar la duración de la empresa y, finalmente – algo excepcional en la época, más aún por los lugares transitados – consiguieron que todos los hombres volviesen con vida.

El archipiélago Diego Ramírez tuvo el honor de ser el punto de tierra más meridional del mundo conocido durante 150 años – con permiso de los avistamientos de Gabriel de Castilla en 1603 (Islas Shetland) – hasta que Cook descubrió las islas Sandwich en 1775.

Autor: Ignacio del Pozo Gutiérrez para revistadehistoria.es

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Bibliografía:

Diego Ramírez de Arellano, Reconosimiento de los estrechos de Magallanes y de San Viçente con algunas cosas curiossas de navegación, Institució Alfons el Magnànim (2010)

Bartolomé y Gonzalo García de Nodal Relación del viaje que por orden de su Magestad y acuerdo del real Consejo de Indias hizieron los capitanes Bartolome Garcia de Nodal y Gonçalo de Nodal para el descubrimiento del estrecho nuevo de San Vicente y reconocimiento del de Magallanes

Javier Oyarzun, Expediciones españolas al Estrecho de Magallanes y Tierra del Fuego, Edic. Cultura Hispanoamerica (1976)

Robin Knox-Johnston, “Cape Horn. A Maritime History”. London Hodder&Stoughton (1994)

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