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La experiencia del balneario.

Publicado el 27 junio 2024 por ArÍstides

LA EXPERIENCIA DEL BALNEARIO.

AL IGUAL QUE EL TIEMPO, EL ESPACIO TRAE CONSIGO EL OLVIDO. Thomas Mann (La montaña mágica)

Es una costumbre y cada cierto tiempo vuelvo; ello me ha permitido conocer la evolución. En algunos balnerios se ha eliminado parte de la zona ajardinada por un parking. Son los tiempos, me digo. Eran prohibitivos porque para que la "aguas" hicieran su efecto se requería de 2 a 3 semanas. La comida era frugal y "limpia" y la inmersiones en al piscina se realizaban por la mañana y por la tarde. En ocasiones era necesario reservar con tiempo las "bañeras", aunque no influía en el precio a abonar. El resto del tiempo se usaba para frecuentar los paseos "vigorizantes" y trastear en la sala de recreo a juegos de mesa con el resto de los residentes.

En la actualidad es habitual que la zona de "estar" se haya modificado por un bar. La alimentación es de buffet libre donde abundan, -a modo de ejemplo- la bollería industrial (azúcar), las tartas (más azúcar), la fruta en almibar (aún más azúcar) y las natillas y el arroz con leche (almidón y azúcar). Se venden experiencias de envolturas de "barro", "chocolate" o de "vino" que dejan la piel suave de la muerte durante unas horas. Para realizar el baño es necesario coger hora y disponer de un tiempo determinado al día para realizar un recorrido, de pocos metros, que incluye sauna, baño turco y duchas frías y calientes.

Cada experiencia se paga aparte y hasta (precios del último balnerio al que acudí) se alquilan los gorros de baño a 2 euros, el albornoz de talla única a 20 euros y la toalla a 8 euros. Como la cosa va de desplumar al cliente, es habitual que se ofrezcan excursiones por los alrededores a cambio de una cantidad de dinero. La cafetería, por aquello de que es exclusivo, suele ser cara y la puede llevar cualquier empleado que en ese momento esté libre. En el último balneario que estuve lo simultaneaba el personal de recepción.

Lejos queda la "medicina higienista" de los antiguos balnearios, donde la gimnasia, los paseos, la alimentación y las relaciones sociales formaban parte del día a día del tomar las aguas. En la actualidad, se trata de dar a los clientes experiencias que perjudican el bolsillo y aportan muy poco a la salud; y como somos muy modernos, llamamos Spa a lo que debiera ser un centro termal o de hidroterapia. Y fin.


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