Revista Opinión

La extraña justicia de Salomón… (la historia como no la conocemos)

Publicado el 19 febrero 2020 por Carlosgu82

Se decía por esos tiempos que entre los justos, nadie era mas justo que el rey Salomón.
Es por eso que cada circunstancia que no encontrara solución le era presentada a él, quien con si gran sabiduría podría remediarlo.
Fue así que un día se encontraron ante el, dos mujeres y un bebe del que ambas aseguraban, juraban y sostenían ser la verdadera madre.
Tras una ardua discusión y sin llegar a un acuerdo, salomón ordeno que le acercaran a la criatura y desenfundando su espada dijo estas palabras «mujeres, habéis entrado a esta casa en busca de justicia. Ambas decid ser madres de este niño. Las he observado e indagado profundamente y aun así no he logrado reconocer a quien dice la verdad. Es por eso que lo único justo es que cada una de ustedes se haga de medio bebe». Y blandiendo su espada se preparo para dar el zarpazo que partiría al niño a la mitad.
En ese instante, una de las mujeres desato un alarido y suplicando piedad le pidió al rey que se detuviera y que le cediera la criatura a la otra madre en cuestión.
Al observar esto el rey ordeno silencio y con firmeza se dirigió nuevamente a las mujeres y a toda la corte. «habéis pedido justicia y me habéis puesto en posición de juez para ser yo quien la imparta. sabéis entonces que… No es de justos conformar a nadie, la justicia busca la equidad y que cada quien reciba lo que le corresponde y que esto sea una enseñanza que os acompañe desde hoy y hasta el fin de los tiempos. ¡He hablado!».
Y antes de que nadie pueda reaccionar, un certero golpe de espada partió al bebe en dos partes iguales, desde la cabeza hasta los pies. La sangre salpico al rey y a las mujeres e incluso a algunos guardias que se encontraban mas alejados.
Salomón ordeno a cada mujer tomar medio bebe teniendo especial cuidado de no desparramar ningún órgano por el piso del salón y con un gesto dio a entender a los guardias que las echen a patadas del palacio.
«¡haced pasar al siguiente caso!» dijo.
Eran dos mujeres que se disputaban el amor de un hombre.
Salomón limpiaba su espada, mientras una sonrisa macabra se dibujaba en su rostro.


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