Revista Coaching
Hay muchas personas que son conscientes de que su peor enemigo son ellas mismas por la sencilla razón de que no se aman, no tienen autoestima, y a la vez son sus peores críticos.
Estas personas están pendientes de la vocecita en su cabeza que puede que esté todo el día insultándolas o menospreciándolas. A la vez se enredan en pensamientos negativos constantes que no pueden parar (ellas dicen que no pueden, pero ¡SÍ SE PUEDE! ).
Todos podemos entrar en esta dinámica de crítica personal y sentimientos negativos, sin embargo la falta de amor es algo que podemos arreglar ahora mismo.
Pero como todo lo que en la vida es importante no se conseguirá en un instante, es el fruto de muchos instantes, pero si no subimos el primer escalón nunca subiremos el último.
Si otra persona se esforzara mucho por hacer cosas por ti, por tu propio bien, la querrías cada vez más ¿verdad?
Pues lo mismo pasa contigo. Si te esfuerzas en todo lo que haces, en tu cuidado personal, en conservar y mejorar tu salud física, en enriquecer tu vida interior, en trabajar cada vez mejor, ese esfuerzo se traducirá en amor a ti mismo.
Podemos decir de alguna forma que EL ESFUERZO ES LA FÁBRICA DEL AMOR.
Esto no puede ser entendido así teóricamente, incluso puede que te parezca una tontería, sobre todo si te encuentras sumergido en esta sociedad en la que lo que cuenta es conseguir todo de la forma más fácil y con el menor esfuerzo posible.
Intenta descubrir la felicidad que produce esforzarse, hacer las cosas por ti mismo sin depender de nadie, descubrir los talentos que tienes. Si no eres capaz de enfrentarte a nuevos retos nunca sabrás de lo que eres capaz. Si no te esfuerzas no crecerás y no serás capaz de afrontar todo lo bueno que la vida puede ofrecerte.
El miedo al esfuerzo produce una parálisis que puede afectar a tu salud física, pues los músculos necesitan esforzarse. Lo mismo pasará con tu cerebro si dejas de ejercitarlo, y también con tu espíritu. Al final te olvidarás de que eres un ser espiritual.
Y entonces no podrás ser feliz porque nosotros somos ante todo seres espirituales. Si no eres feliz, ¿no será que te has quedado estancado?, ¿no será que estás al pie de la escalera sin atreverte a subir?
¡Empieza hoy!, ¡sube ya el primer peldaño! Cuantos más peldaños subas menos te costará el siguiente y más amor habrás fabricado.
Es cuestión de práctica.