Revista Infancia
Una de las visitas que teníamos desde hace tiempo en nuestra libreta de pendientes era la fábrica y el museo de Chocolates Valor y hace unos días pudimos tacharla de la lista. Mis amigas Núria y Noemí también querían ir así que decidimos aprovechar el día del Carmen que es festivo en El Campello, y por tanto no se curra, para acercarnos a Villajoyosa con la familia.
En un principio pensaba que debíamos reservar pero no es así. Solo hay que hacer una reserva en el caso de que vayáis un grupo de más de 15 personas. Si es así, tenéis que llamar al 966 81 04 51. El horario de lunes a viernes es de 10 a 13 y de 16 a 19 horas. Los sábados solo están por la mañana. Si por el contrario no llegáis a esa cifra de gente, tan solo tenéis que dirigiros a la fábrica y esperar junto a la puerta que dice entrada de visitas, o algo así (en la valla exterior de las instalaciones). A las horas en punto comienzan las visitas así que os aconsejo que lleguéis unos 10 minutos antes. Hay 3 visitas de mañana (a las 10, 11 y 12 horas) y 3 de tarde (a las 16, 17 y 18 horas). Ah, y son gratuitas.
Queríamos en ir en el TRAM. La estación está muy cerca de la fábrica, así que es una buena opción, pero finalmente nos decantamos por el coche, más que nada, porque el trayecto ida y vuelta desde El Campello cuesta cuatro euros y pico por persona y en la zona hay aparcamiento de sobra. Muy cerquita de la fábrica hay un recinto, donde ponen el mercado los jueves, que se usa para aparcar y es gratuito. Eso sí, no se os ocurra ir en coche el día de mercado porque es más que probable que no podáis encontrar hueco en la zona. (Para localizar esta zona de aparcamiento en google maps introduce estas coordenadas: 38.51243457446573,-0.23074817843735218)
Llegamos casi a las 11 en punto y ya había bastante gente esperando. No tardaron mucho en venir a abrirnos. Lo primero que hace la guía es preguntarnos las nacionalidades. Si hay gente extranjera se separa el grupo en dos y se realizan las visitas en español para un grupo y en inglés para el otro (no se sí en otros idiomas también las harán) En este turno debíamos ser unas 30 o 40 personas en total.
Nada más cruzar la valla el olor a chocolate invadía el ambiente. Madre mía… Olía tan bien… La guía nos llevó a una pequeña sala dónde nos pusieron una proyección en la que nos explicaban un poco la historia del chocolate y de la marca Valor además de mostrarnos parte del proceso de producción. Ah, y algunos de los últimos anuncios televisivos. Así que entre el olorcito y las imágenes con el chocolate fundido, de los bombones, las tabletas… Se me hacía la boca agua.
El vídeo no es muy largo, ni pesado pero cuando vas con muy peques… Carla (de 3 años) no dejaba de decir “¿cuándo vamos a ver el chocolate? Yo quiero ir a la fábrica de Chocolateeeee” Después pasamos a las instalaciones del museo. Hay un pequeño jardín dónde podemos ver unas plantas de cacao dentro de un invernadero y algunas piezas de maquinaria que se usaba en la elaboración de los productos.
Dentro del museo la guía nos hizo una breve exposición sobre el cacao y sobre la familia Valor. Al finalizar nos dejó unos diez minutos para recorrer el museo de forma libre. En él podemos ver distintos tipos de moldes antiguos para elaborar tabletas, huevos de pascua, bombones… Además de anuncios, etiquetados, fotografías antiguas, maquinaria… Por cierto, aunque en el museo veáis carteles de prohibido hacer fotos sí que se pueden hacer. Nos lo dijo la guía. Pero sólo en el exterior y en el museo. Dentro de la fábrica sí está prohibido.
Para organizar a los dos grupos lo que habían hecho era que mientras nosotros veíamos el vídeo el otro grupo veía el museo con la guía y cuando terminamos nos intercambiamos. Una vez todos hubimos visitado esta parte accedimos juntos a la fábrica.
He de deciros que la visita no está adaptada. Sé puede acceder a la sala de audiovisuales con el carro pero para el jardín del museo hay que subir 6 escalones y las instalaciones de éste están habilitadas en una pequeña edificación de dos plantas y no hay ascensor. Además el recorrido por dentro de la fábrica se realiza por una pasarela alta y acristalada que bordea las instalaciones y a la que se accede mediante una escalera. Así que lo mejor para realizar la visita con un bebé es llevar un portabebés. Yo me puse mi bandolera y sin problemas. ;)
En la fábrica vimos dos zonas. La primera zona es la de la maquinaria de elaboración donde se está a unos 40º. El aire que respiras es tan cálido y con un olor tan intenso a chocolate que incluso se sube a la cabeza. Realmente en esta parte no se ve más que las máquinas. Está todo automatizado y unas pocas personas controlan las maquinas. En esta zona vimos también (a través del cristal) los laboratorios de control de calidad, las zonas de catas y algunos despachos dónde la gente trabajaba.
El corredor daba acceso a la zona de envasado. Aquí la temperatura bajaba a unos 17-18º. Había personas montando cajas y llenándolas de pastillas de chocolate. También se veía una cinta transportadora de la cual salía el producto desde la zona de producción, listo ya para su envasado. Una pequeña exposición de la evolución del logo de la marca, de etiquetas y algunas esculturas completaban la visita.
Antes de abandonar el edificio pasamos por la tienda. Allí, sobre una mesa, nos ofrecían una pequeña degustación. Nos pusieron onzas de chocolate puro con almendras, chocolate con leche y almendras y un nuevo chocolate con quicos. Y claro, tod@s probamos y casi todos pecamos. Jejeje En la tienda, además de encontrar los productos que hay en todos los supermercados tenían otras variedades especiales como pastillas de chocolate especiales sin azúcar (con naranja, de mousse…) e incluso chocolates sin lactosa. Allí la guía repartió a los peques unas bolsitas con cuatro bombones y un tríptico sobre la historia del chocolate. Todo un detallazo.
Tras gastarnos unos dineritos comprando chocolate rico, rico... nos marchamos. Solamente compra quien quiere, pero… a ver quien se resiste con tantas tentaciones. Jejeje
Pasamos una mañana muy entretenida y que la los peques les gustó mucho. Fue una experiencia de lo más dulce. ;)
Localización exácta
En un principio pensaba que debíamos reservar pero no es así. Solo hay que hacer una reserva en el caso de que vayáis un grupo de más de 15 personas. Si es así, tenéis que llamar al 966 81 04 51. El horario de lunes a viernes es de 10 a 13 y de 16 a 19 horas. Los sábados solo están por la mañana. Si por el contrario no llegáis a esa cifra de gente, tan solo tenéis que dirigiros a la fábrica y esperar junto a la puerta que dice entrada de visitas, o algo así (en la valla exterior de las instalaciones). A las horas en punto comienzan las visitas así que os aconsejo que lleguéis unos 10 minutos antes. Hay 3 visitas de mañana (a las 10, 11 y 12 horas) y 3 de tarde (a las 16, 17 y 18 horas). Ah, y son gratuitas.
Queríamos en ir en el TRAM. La estación está muy cerca de la fábrica, así que es una buena opción, pero finalmente nos decantamos por el coche, más que nada, porque el trayecto ida y vuelta desde El Campello cuesta cuatro euros y pico por persona y en la zona hay aparcamiento de sobra. Muy cerquita de la fábrica hay un recinto, donde ponen el mercado los jueves, que se usa para aparcar y es gratuito. Eso sí, no se os ocurra ir en coche el día de mercado porque es más que probable que no podáis encontrar hueco en la zona. (Para localizar esta zona de aparcamiento en google maps introduce estas coordenadas: 38.51243457446573,-0.23074817843735218)
Llegamos casi a las 11 en punto y ya había bastante gente esperando. No tardaron mucho en venir a abrirnos. Lo primero que hace la guía es preguntarnos las nacionalidades. Si hay gente extranjera se separa el grupo en dos y se realizan las visitas en español para un grupo y en inglés para el otro (no se sí en otros idiomas también las harán) En este turno debíamos ser unas 30 o 40 personas en total.
Nada más cruzar la valla el olor a chocolate invadía el ambiente. Madre mía… Olía tan bien… La guía nos llevó a una pequeña sala dónde nos pusieron una proyección en la que nos explicaban un poco la historia del chocolate y de la marca Valor además de mostrarnos parte del proceso de producción. Ah, y algunos de los últimos anuncios televisivos. Así que entre el olorcito y las imágenes con el chocolate fundido, de los bombones, las tabletas… Se me hacía la boca agua.
El vídeo no es muy largo, ni pesado pero cuando vas con muy peques… Carla (de 3 años) no dejaba de decir “¿cuándo vamos a ver el chocolate? Yo quiero ir a la fábrica de Chocolateeeee” Después pasamos a las instalaciones del museo. Hay un pequeño jardín dónde podemos ver unas plantas de cacao dentro de un invernadero y algunas piezas de maquinaria que se usaba en la elaboración de los productos.
Dentro del museo la guía nos hizo una breve exposición sobre el cacao y sobre la familia Valor. Al finalizar nos dejó unos diez minutos para recorrer el museo de forma libre. En él podemos ver distintos tipos de moldes antiguos para elaborar tabletas, huevos de pascua, bombones… Además de anuncios, etiquetados, fotografías antiguas, maquinaria… Por cierto, aunque en el museo veáis carteles de prohibido hacer fotos sí que se pueden hacer. Nos lo dijo la guía. Pero sólo en el exterior y en el museo. Dentro de la fábrica sí está prohibido.
Para organizar a los dos grupos lo que habían hecho era que mientras nosotros veíamos el vídeo el otro grupo veía el museo con la guía y cuando terminamos nos intercambiamos. Una vez todos hubimos visitado esta parte accedimos juntos a la fábrica.
He de deciros que la visita no está adaptada. Sé puede acceder a la sala de audiovisuales con el carro pero para el jardín del museo hay que subir 6 escalones y las instalaciones de éste están habilitadas en una pequeña edificación de dos plantas y no hay ascensor. Además el recorrido por dentro de la fábrica se realiza por una pasarela alta y acristalada que bordea las instalaciones y a la que se accede mediante una escalera. Así que lo mejor para realizar la visita con un bebé es llevar un portabebés. Yo me puse mi bandolera y sin problemas. ;)
En la fábrica vimos dos zonas. La primera zona es la de la maquinaria de elaboración donde se está a unos 40º. El aire que respiras es tan cálido y con un olor tan intenso a chocolate que incluso se sube a la cabeza. Realmente en esta parte no se ve más que las máquinas. Está todo automatizado y unas pocas personas controlan las maquinas. En esta zona vimos también (a través del cristal) los laboratorios de control de calidad, las zonas de catas y algunos despachos dónde la gente trabajaba.
El corredor daba acceso a la zona de envasado. Aquí la temperatura bajaba a unos 17-18º. Había personas montando cajas y llenándolas de pastillas de chocolate. También se veía una cinta transportadora de la cual salía el producto desde la zona de producción, listo ya para su envasado. Una pequeña exposición de la evolución del logo de la marca, de etiquetas y algunas esculturas completaban la visita.
Antes de abandonar el edificio pasamos por la tienda. Allí, sobre una mesa, nos ofrecían una pequeña degustación. Nos pusieron onzas de chocolate puro con almendras, chocolate con leche y almendras y un nuevo chocolate con quicos. Y claro, tod@s probamos y casi todos pecamos. Jejeje En la tienda, además de encontrar los productos que hay en todos los supermercados tenían otras variedades especiales como pastillas de chocolate especiales sin azúcar (con naranja, de mousse…) e incluso chocolates sin lactosa. Allí la guía repartió a los peques unas bolsitas con cuatro bombones y un tríptico sobre la historia del chocolate. Todo un detallazo.
Tras gastarnos unos dineritos comprando chocolate rico, rico... nos marchamos. Solamente compra quien quiere, pero… a ver quien se resiste con tantas tentaciones. Jejeje
Pasamos una mañana muy entretenida y que la los peques les gustó mucho. Fue una experiencia de lo más dulce. ;)
Localización exácta
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