por Luis Ferraro Me gustan las fábulas. La razón de ello es que encierran sentido común, conocimientos y experiencias, acumulados por otros durante mucho tiempo, y son siempre vigentes si se las sabe interpreta con sentido común. Esta tiene 3000 años, y se la conoce como la fábula de “El Zorro y el Gato”.
Estaban un zorro y un gato al lado de un árbol. El zorro fanfarroneaba de lo inteligente que era. “Tengo toda clase de trucos” dijo. “Por ejemplo, cuando escucho que se acercan los perros conozco cien maneras distintas de escapar”.
El gato quedó impresionado y dijo con humildad: “Yo en cambio solo tengo una manera de escaparme de los perros y consiste en subirme a un árbol. Sé que no es tan emocionante como todos tus métodos, pero a mí me funciona. Quizás algún día me puedas mostrar todas tus formas de escape”.
El zorro sonrió con vanidad y displicentemente dijo “Si tengo tiempo…te mostraré algo”.
Al rato, oyeron que se acercaba una jauría de perros de caza.
“¡Ya vienen!” dijo el gato, y en un segundo estaba arriba del árbol.
El zorro se quedó pensando en cuál de todos sus trucos iba a usar. Paralizado por la decisión, esperó demasiado y los perros le cayeron encima y lo hicieron flecos.
Observancia:
En las empresas siempre se trata de hacer algo diferente para incrementar los resultados. Las opciones pueden ser tan numerosas como los trucos de escape del zorro. Incorporar productos, incursionar en otros rubros, abrir una nueva unidad de negocio, encaminar la empresa en un nuevo segmento aunque no se relacione del todo con la razón de ser de la misma, tiene riesgos, especialmente si genera descuido en lo que ya está haciendo bien y le da la subsistencia (que es cuando nos comen los perros).
Cuando se tienen demasiadas opciones es muy probable que fallemos por no elegir la óptima y más efectiva. Nuestra atención se vuelve demasiado dispersa en un gran número de iniciativas y perdemos la eficacia original que es la que nos mantiene vivos.
Donald Clifford y Peter Drucker coinciden plenamente en esto. Los negocios más beneficiosos son los que se dedican a menos cosas. Las empresas que amontonan productos, líneas, segmentos de mercado, sin tener un núcleo uniforme no pueden esperar resultados y desempeño superiores en el largo plazo, y menos en situaciones de coyuntura económica cambiantes.
¿Qué hacer?
Re- piense su negocio pero haciéndolo más simple. El genio de los negocios, un crack del deporte (un Messi), toman decisiones y realizan acciones de una forma más sencilla que el resto de los mortales y por ello resuelven mejor. Si logra simplificar su negocio se volverá más eficiente y ganará más dinero. De cada cosa que haga dentro de la empresa usted tiene que poder responder:
a) ¿POR QUÉ? ¿Por qué estamos haciendo esto de ésta forma?
b) ¿CÓMO? ¿Cómo lo estamos haciendo y cómo se pone en práctica?
c) ¿QUÉ VALOR TIENE? Lo valores positivos y negativos. Tanto para los usuarios de la actividad que se haga como para la propia actividad en sí.
Si no se pueden responder estas sencillas preguntas de cualquier parte, función, o actividad de su negocio, seguramente es porque eso que hace es complejo, y ante una dificultad es probable que no reaccione como el gato saltando directamente a la rama y se quede hasta que lleguen los perros
La moraleja de Esopo es clara: Un buen plan vale más que 100 inciertos.
La lección de Negocios TAMBIÉN: No se distraiga de lo que mejor hace.
Luis Ferraro . Asesor en Dirección Estratégica. Analista económico.
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