La falsedad: un camino sin retorno

Y ahora me arrepiento
de no haber sabido aprovechar el momento,
y siento haber oído mi voz
diciendo que no importa nada,
que son cosas de la vida,
que algún día lo olvidaríamos los dos.

(Extracto de “Me odio cuando miento”, Fangoria, 1999)

Su album: Una temporada en el infierno (siempre va bien)

Fangoria, el grupo de Alaska y Nacho Canut, alcanzaron el cielo de su discografía, y posiblemente una de las cimas del pop independiente español (vertiente electrónica), con su album Una temporada en el Infierno.

En este último encontrábamos esta fulminante canción: Me odio cuando miento. Como es sabido, quien miente acaba en el infierno, y una temporada en el averno siempre viene bien para recordarnos lo que realmente significa estar fuera de él: nada se valora hasta que se pierde.

Su directo: un día cualquiera en Razzmatazz

Tuve la oportunidad de verlos en directo en la sala Razzmatazz de Barcelona, en el 2004, con ocasión de la presentación de Arquitectura Efímera y fueron más de dos horas de divertimento total. Un concierto de Fangoria es una representación irreverente de luz y de colores (todos los del arco iris) con una banda sonora que invita al baile sin desenfreno.

Alaska, reina indiscutible, al mando del cotarro y Nacho Canut, siempre en segundo plano (pero elevado por encima de todos) dirigiendo los hilos invisibles como sólo él saber hacer. Supremos.

Su legado: la autenticidad

Yo también me odio cuando miento, y la letra de esta canción nos invita a recordar que una ruptura sentimental es dolorosa, pero afrontarla desde una cortina de (auto-impuesta) falsedad, aun lo es más.

A menudo, las canciones de Fangoria esconden en su texto un punzón afilado. Mientras una poderosa y subyugante melodía es capaz de conducirte a los lejanos dominios del éxtasis, una dulce y encubierta prosa agujereará el centro de tu pecho sin piedad alguna, trayéndote de vuelta al cercano reino de una sutil desesperanza. Aun así, son dignas de adoración.

Con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver. (Proverbio judío)

Fangoria: la verdad, sin tapujos