Revista Empresa

La falta de credibilidad de la RSC

Por Eandres
Uno de los grandes problemas de la RSE es que hay mucha gente a la que no le resulta creíble. Todavía se cree que es una cuestión de marketing, de imagen y es probable que esto sea lo que nos merecemos las empresas ya que en general se da más importancia a las actividades que se realizan y que resultan más impactantes y llamativas para la sociedad y se olvidan las cuestiones realmente importantes. Quizás sea así y seguramente las empresas contribuyen a alimentar esta impresión ya que las cosas que comunican son, como digo, las más espectaculares y se olvidan, o lo hacen en letra pequeña, de comunicar cuál es realmente su visión de la responsabilidad social o los logros a los que han contribuido en su entorno más cercano.  Los Pilares básicos de la RSE deberían ser:  - Proporcionar productos/servicios que satisfagan necesidades de las partes interesadas; - Optimizar actuación económica, social y medioambiental; - Integrar la ética en la cultura corporativa;  - Situar a empleados en un primer plano;  - Integrarse en la Sociedad, contribuyendo a su crecimiento y  - Respetar escrupulosamente el medio ambiente. Y para desarrollar estos pilares podemos utilizar distintas herramientas por ejemplo: - El Pacto Mundial que nos permite demostrar el Compromiso con la RSC - Algunos modelos o normas (certificables o no) como la ISO 26000, SA 8000, SGE 21 - El modelo efr de la Fundación Másfamilia para la conciliación de la vida personal y laboral;  - Herramientas para la comunicación o reporting a los stakeholders como el GRI. Como vemos la comunicación de la RSE no es uno de sus pilares básicos es una herramienta, aunque sí que sea importante saber comunicar lo que se hace no debería ser lo que más destaque. Es más importante, por ejemplo, y más en estos tiempos, que las empresas desarrollen políticas que sitúen a los empleados en un primer plano, es lo que podríamos llamar la Responsabilidad Social Interna, es decir lo que se hace, si es que se hace, para mejorar las condiciones de trabajo y de vida de las personas que forman la empresa.  Una forma de desarrollar la RSI es poner en marcha programas que faciliten la implantación de un estilo de dirección coherente con lo que se comunica que es la cultura de la responsabilidad social de la empresa. Porque si hay algo que destruye la credibilidad es tener una cara hacia afuera y otra hacia adentro, y más en estos tiempos en los que es fácil conocer lo que pasa dentro de las organizaciones. Por eso lo importante no es solo conseguir resultados de negocio sino crear una cultura en la organización basada en la responsabilidad,  el compromiso y la confianza. De aquí la importancia de disponer de un estilo de dirección adecuado y común a toda la organización. Y por dar algunas pistas de como podría ser, en el estudio sobre compromiso que realizamos desde el Observatorio efr, esta era la foto del jefe ideal que hacían las personas entrevistadas: - Reconoce y recompensa el buen desempeño y la actitud positiva. - Ofrece proyectos retadores a medida que avanza el desarrollo de sus colaboradores. - Tiene un estilo de dirección muy cercano al equipo y además  facilita a los profesionales esa difícil tarea de comunicarse con la organización. - Es capaz de motivar y velar por las expectativas de sus colaboradores. - Comprende que el valor está en los profesionales y dedica los esfuerzos necesarios para cuidar y hacer crecer a las personas.  - Se preocupa por conocer los problemas y necesidades personales y familiares  de sus colaboradores y trata de adaptar el trabajo a sus realidades. Otra cuestión será como conseguimos que todos nuestros directivos estén en esta línea. Pero no olvidemos que es algo fundamental, casi vital, para lograr alcanzar los resultados, la credibilidad y el compromiso. Si no, los consumidores, los clientes, el público, incluso nuestros propios trabajadores seguirán pensando que la RSE es mentira.

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