Revista Religión
Regocijaos en el señor siempre. Otra vez digo; ¡regocijaos! (Filipenses 4:4.).
Alguno de nosotros nos agrada la temporada de otoño, el clima fresca, las hojas de los arboles cambiando de color y los olores que emana del horno nos lleva a pensar en los días festivos…. Y los días de fiesta nos recuerda la familia, el día de acción de gracias, el año nuevo etc. Es un tiempo para hacer memoria con nuestra familia.
Recuerda usted las maravillas cenas de acción de gracias alrededor de la mesa en compañía de sus padres y hermanos, que primero viene la oración y después venían las risas y las fotos con el flash en forma de cubo…. ¿los recuerdan? La comida acompañada de deliciosos postres, esto no importaba siempre y cuando una taza de café se estuviera preparado. No importaba si éramos pobres…no importaba porque éramos una familia.
Hoy nuestro propósito es cultivar una familia sana. Es un deber mantener la familia, este es un componente básico de Dios. Nuestro propósito es ser esposos amorosos, padres sabios, padres solteros fuertes e hijos e hijas obedientes.
Pasión por Dios, amor por la gente, ayudar a los más necesitados, todo deben ser edificado sobre el fundamento de la familia. La familia es importante. La familia es el fundamento para el ministerio. ¡Sin una familia y un matrimonio en orden, no hay ministerio!
Observe la seriedad de esto:
Pablo lo dijo sin rodeo: porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo. (1 Timoteo 5:8.).
Juan lo dijo claramente: si alguno dice: yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿Cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? (1 Juan 4:20.).
La biblia lo ordena: maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amo a la iglesia, y se entrego a sí mismo por ella. (Efesios 5:25.)
Esposos amorosos: es un cónyuge que demuestra paciencia, cuidado y le da importancia a los sentimientos, a los temores y a las emociones de la otra persona. Esto lo demuestra a través de su conducta, sus acciones, sus gestos, sus actitudes y sus palabras.
Padres sabios: es ser el adulto en la relación. Esto significa tener el conocimiento de “en donde” nuestros niños están viviendo y “a través de que” situación ellos están atravesando. Evita irritarlos y sabe que necesita ser la persona que establezca el ejemplo, incluso si esto requiere algún sacrificio. “Alguien” debe parar de gritar, “alguien” debe iniciar la conversación…ese “alguien” debe ser un padre (o un padre soltero) sabio.
Hijos e hijas obedientes: obedece al mandato bíblico de criar hijos como “saetas en las manos del valiente” e hijas piadosas. (Salmos 144:12 lo dice mejor. “sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud, nuestras hijas como esquinas labradas como las de un palacio;
Déjame hacerle una pregunta: ¿Cómo está tu familia?
Les animo a unirse como familia y pasar un tiempo de oración y de comunión. Aproveche la próxima temporada para hacer las paces, para hacer memorias y para asegurarse de que su familia está fundada sobre el amor y los principios de Cristo. Para algunos puede ser el momento de perdonar y pedir perdón. Para otros podría ser este el momento de fortalecer los lazos existentes y entrelazar relaciones más intimas. Y aun para otros, puede ser horas de humillarse ante Dios y ante los que hemos ofendido por omisión o por comisión.
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