Revista Opinión

La familia, célula vital de la sociedad

Publicado el 08 julio 2011 por Franky
La familia, en la actualidad, ha sufrido cambios profundos, al tiempo que han ido transformándose las ideas y la mentalidad de la sociedad, por lo que se han generado situaciones y formulas familiares de muy distinto tipo. No obstante, el concepto fundamental de familia sigue vigente en la mayor parte de los casos; la unión de un hombre y una mujer, si está asentado en el respeto y el amor mutuo, origina un gran patrimonio de valores que en Europa han generado la cultura humanista y cristiana; la familia normalmente provee la educación, promueve la dignidad de la persona y el progreso social y económico; sin embargo, hoy, en medio de la crisis mal gestionada y con un paro galopante, tenemos en España un millón y medio de familias que viven con dificultades y se ven constreñidas hacia el umbral de la pobreza. Desgraciadamente, son cada vez más incisivas las normativas que no sólo desatienden a la familia, sino que le son abiertamente hostiles; se requiere una cuidadosa actuación con leyes oportunas y disposiciones que le favorezcan.

La familia es el núcleo vital en que se desarrolla el individuo, se forja su personalidad y se educa para la vida. Y socialmente, “es un bien imprescindible para los pueblos, un fundamento indispensable para la sociedad”. La familia es un valor fundamental para el país, y, por ello, los poderes nacionales han de entablar reformas y acometer medidas asistenciales, que preserven la identidad y los fines de la familia. España, según las encuestas, concede un gran valor a la familia y, sin embargo, su errónea política la ha empobrecido y, en el conjunto de la Unión Europea, es la nación que menos prestaciones concede a la familia: la media europea del presupuesto dedicado a la protección de la familia y la infancia es de 8,5 % del PIB; en España es de 2,1%.

Aquí, la familia no tiene el apoyo suficiente; aquí, no existe una política real de familia, aun cuando es la institución angular de la convivencia en nuestra sociedad; aquí, vilipendiada y preterida, la familia arrastra también su crisis, discurso este, que no es ninguna novedad, ya en el siglo XIX fue tema recurrente; esta sociedad intencionalmente deshumanizada, ya no asegura las funciones de asistencia y las de la socialización de los hijos, que son compartidas con otras instituciones; su valor y esencia representativa ha disminuido, la célula familiar se ha debilitado. La política familiar ha de contar con estabilidad y efectividad, por lo que se requiere el dictado de unas decisiones legislativas bien fundadas y un armazón blindado, a fin de que no sean revocadas por prurito y cambios políticos.

Ahora bien, es también cierto, que la mayor parte de los españoles vive en familia, sus miembros colaboran y promueven su propio desarrollo; es una fuerza formidable, en tanto que se hace refugio y puerto privilegiado de la afectividad. Asegurar su protección social, económica y jurídica es un mandato constitucional y por tanto, una obligación ineludible de los poderes estatales, pero, que de ningún modo deben suplantar a la familia.

C. Mudarra



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