El Señor honrará y bendecirá a quien decida reconocer que necesita arrepentirse y confesar sus pecados delante de Él. A quien pida perdón delante de su pastor o consejero para recibir orientación, y delante de su cónyuge para que las heridas sanen. Dios honra a quien toma la determinación de cambiar de palabras, actitudes y comportamiento y humillarse delante de Él. Quien se humilla delante de Dios, quien decide deponer su orgullo y aceptar los principios y valores divinos por sobre las ideas humanas, a su tiempo será exaltado delante de Dios y aun delante de su cónyuge. El gran secreto de una vida matrimonial saludable es que los matrimonios imperfectos se sometan al plan perfecto de Dios para el matrimonio.

