La calidad de esta foto, en mi opinión, es excepcional precisamente por aquello que el fotógrafo ha conseguido no captar. Quienes estuvimos en esta concentración en solidaridad con el pueblo francés observamos que, detrás de esa primera línea de dirigentes de algunos partidos e instituciones, se producía toda una suerte de codazos y empujones de políticos de segunda fila deseosos de ser inmortalizados por una cámara. Para ellos, el dolor y el sufrimiento de toda una nación no ha sido más que una excusa para intentar salir en la foto. Sus egos y vanidades topan, sin embargo, con la pericia de un fotógrafo que transforma esa primera fila de políticos en muralla de ambiciones desmedidas.
Si alguno de los allí presentes leyera esto que se dé por aludido ya que yo no citaré nombres, aunque sí diré que muchos de ellos se jugarán el próximo 20-D poder llevarse un sueldo a su casa, lo cual les hace especialmente propensos a este tipo de postureos. Desde lo más alto de la escalinata, donde me encontraba, les veía como si fueran clones del pequeño Nicolás, ávidos por tener una imagen que mostrar a sus jefes del partido para que les mantengan colocados en un ‘puesto de salida’ en las listas electorales.
Allí arriba, alejados de ese teatro de mediocres, había otros políticos de alto nivel que sinceramente acudieron a lo que había que acudir: a solidarizarse con un pueblo. Gentes como Alfonso Guerra, José Caballos o Francisco Carbonero no aparecerán en las fotos, aunque lo más seguro es que ni quieran.