No se trata de la bofetada famosa de Glenn Ford contra Rita Hayworth en la película Gilda sino de una infección muy común pero poco conocida. Se trata del eritema infeccioso (también denominado “quinta enfermedad” o en términos populares “la enfermedad de la bofetada”) que está provocado por el parvovirus B19, un virus exclusivamente humano que la ha pasado entre el 40% y el 60% de los adultos aunque no lo recuerdan.
Los brotes tienden a ocurrir a finales del invierno y principios de la primavera, pero haber en cualquier época del año. Empieza con febrícula, dolor de cabeza y síntomas catarrales leves (nariz tapada o secreción nasal) y luego aparece la erupción característica al cabo de pocos días de un rojo intenso en la cara (bofetada) y se va extendiendo por el resto del cuerpo en forma de red. Los niños de menos de 10 años son más proclives a desarrollar erupciones. A veces se quejan de que les pica pero la mayoría no parecen enfermos ni tienen fiebre y la erupción puede tardar entre una y tres semanas en desaparecer por completo excepto cuando determinados estímulos (como la luz solar, el calor, el ejercicio y el estrés) la pueden reactivar.
El parvovirus B19 se contagia fácilmente de una persona a otra a través de las secreciones de las vías respiratorias altas y también al compartir vasos y cubiertos.El período de incubación (el tiempo transcurrido entre la infección y la aparición de los primeros síntomas) oscila entre cuatro y 28 días, con un promedio de 16 a 17 días. Los que conviven cercanamente con un infectado (casa-escuela) tienen aproximadamente un 60% de probabilidades de infectarse. Una vez una persona se ha contagiado con el parvovirus B19, se hace inmune al mismo y, por lo general, ya no la vuelve a pasar..
El diagnóstico se hace por la erupción característica y sólo se suele solicitar un análisis de sangre por si la madre está embarazada y no sabe si la ha padecido. Todas las mujeres que deseen tener hijos deberían saber si las han pasado ya que la infección por parvovirus B19 durante el embarazo puede provocar una anemia grave en el feto, sobre todo durante el primer trimestre y aunque podría llegar a causarle la muerte este grave problema sólo ocurre en menos del 5% de las mujeres infectadas.
En la mayoría de los casos, se trata de una afección tan leve que no requiere tratamiento farmacológico excepto paracetamol si tiene fiebre o molestias pudiendo volver a sus actividades en cuanto se encuentren bien. Esta infección sólo es peligrosa para aquellos niños con el sistema inmunológico debilitado (como los que tienen SIDA o leucemia) o con anemias importantes.