El análisis internacional publicado en la revista Signal Transduction & Targeted Therapy del grupo editorial Nature, mostró que los datos respaldaban que cuando se administra en dosis altas la famotidina parece mejorar las probabilidades de supervivencia de los pacientes con COVID-19, especialmente cuando se combina con aspirina. También parece obstaculizar la gravedad de la progresión de la enfermedad, lo que hace que los pacientes sean menos propensos a llegar al punto en el que necesitan intubación o un ventilador.
Los científicos realizaron un extenso trabajo analizando la información existente y basándose en principios bioquímicos y moleculares para proponer una teoría cohesiva que ayude a dilucidar los patrones de escala de población que identifican.
Uno de los fenómenos más peligrosos que el COVID-19 puede desencadenar es la tormenta de citocinas, que es una amplificación potencialmente fatal de una respuesta inmune. Al enfermar, el sistema inmunológico libera proteínas inflamatorias llamadas citocinas que le indican a sus células inmunitarias cómo combatir la infección. Pero en enfermedades más graves, la producción de citocinas puede descontrolarse y desregularse. La teoría de que la famotidina suprime esa reacción es porque bloquea los receptores de histamina que ayudan a producir ácido en el estómago y esto creen que interfiere con las tormentas de citocinas.
Los hallazgos del equipo están lejos de ser concluyentes ya que otros estudios han ofrecido datos contradictorios de lo que la famotidina puede hacer por los pacientes con COVID-19: algunos han descubierto que tiene un efecto neutral y uno incluso ha sugerido que podría ser perjudicial.
Aún así al combinar famotidina con aspirina en una muestra grande, el equipo ha arrojado más luz sobre un posible tratamiento económico y seguro que sería fácil de prescribir por los médicos.
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