La fatalidad hace que se descarríen vidas ejemplares, pero quién querría una.
***A mi corazón lo malogra la mala literatura. ***Cómo me divierto en la malandanza. ***Adolescente y espléndido, el ángel tañe mi lengua, el ángel turba mi lengua, el ángel festeja mi lengua. ***El aire tiene su arquitectura, su gesto de huérfano. ***Lo peor es acabar descubriendo que hemos gastado los años y que todavía nadie nos haya dicho qué bien planchada llevas el alma. Al alma no hay quien la entienda. Hay que echarla a los perros. Que se la coman entera.